domingo, 8 de junio de 2014

La encarcelación en Éfeso.

              En contraste con el relato de Hechos, Pablo afirma que experimentó varias encarcelaciones durante el período egeo: "Los aventajo en fatigas, en prisiones; no digamos en palizas y en las muchas veces que he estado en peligro de muerte" (2 Cor 11,23). Al menos una de estas encarcelaciones parece haberla sufrido en Asia, justo antes de escribir su carta posterior a Corinto: "Pues no queremos que ignoréis, hermanos, las tribulaciones que hemos pasado en la provincia de Asia. Nos vimos abrumados tan por encima de nuestras fuerzas que hasta perdimos la esperanza de seguir viviendo" (2 Cor 1,8). Muchos especialistas de Nuevo Testamento sostienen actualmente que este "peligro tan mortal" (2 Cor 1,10) se refiere a un encarcelamiento de cierta duración en la gran Éfeso y que al menos dos de las llamadas cartas desde la prisión - CARTA A LOS FILIPENSES. y CARTA A FILEMÓN.- proceden de esta situación.

           El contexto de Filipenses requiere un comentario especial a este respecto, porque hay dos pasajes de la carta que tradicionalmente se han relacionado exclusivamente con Roma. En uno leemos: "Hermanos, quiero que sepaís que esta situación mía ha contribuido al progreso del Evangelio. La guardia imperial en pleno y todos los demás han visto claro que si llevo cadenas, por Cristo las llevo" (Flp 1,12-13). El término griego que traducimos por "guardia imperial" es praetorion, que tradicionalmente se refería a la guardia pretoriana, la escolta personal del emperador en Roma. Pero las traducciones más recientes señalan, con acierto, que esta frase puede también traducirse por "en todo el praetorium", en cuyo caso se referiría al palacio del gobernador y el centro administrativo de cualquier capital de provincia. Éfeso, ciertamente, contaba con estos servicios.

        Luego, al final de la carta, Pablo manda sus saludos habituales, pero añadiendo una nota: "Os saludan todos los santos, especialmente los de la casa del emperador" (Flp 4,21-22). Se ha supuesto, sin gran problema, que esta referencia a la "casa del César", tal como aparece en la frase en el texto griego, se refiere a Roma; sin embargo, actualmente se ha admitido que se refiere, en cambio, a la burocracia imperial que trabajaba en el praetorium de las capitales de provincia. Por consiguiente, los dos comentarios encajan con Éfeso, y los otros aspectos de la situación que encontramos en las dos cartas están a favor de la proximidad a esta ciudad. Como veremos, Pablo muestra su firme esperanza de ser liberado de la prisión y visitar muy pronto a sus iglesias (cf. Flp 2,23-24; Flm 22). Esta esperanza no encaja con su situación posterior en Roma ni con los jucios que sufrió en Cesarea, tal como se describe en Hechos.

Éfeso (54-56 d.C): cartas desde la prisión (Filipenses y Filemón).

CARTA A LOS FILIPENSES.

CARTA A FILEMÓN.

                 Éfeso llegó a convertirse en la base de la misión de Pablo de la provincia romana de Asia. Era la capital de la provincia y un importante centro comercial (cuadro 8.5). Parece que Pablo residió en esta ciudad o en sus cercanías durante unos cinco o seis años, realizando algunos viajes ocasionales a través de las importantes vías de comunicación a otras ciudades importantes de la región. Se fundaron nuevas iglesias en Colosas, y Pablo tuvo ciertos contactos con las regiones interiores de Frigia y Galacia. Sin embargo, en algún momento parece que Pablo fue encarcelado. Poco sabemos sobre los detalles de este episodio, puesto que Pablo solamente dice que estuvo "encadenado" y el libro de Hechos no lo menciona.

 

La organización social de las iglesias-casa o iglesias domésticas.

            Probablemente, el nivel de discordia se incrementaba en Corinto porque había diferentes congregaciones en la ciudad, debido a su magnitud y extensión geográfica a lo largo de varias zonas suburbanas. Es probable que la familia de Cloe represente uno de estos grupos y la de Estéfanas (1,16; 16,15) otro. Esta situación podría ayudarnos a explicar cómo pudieron desarrollarse simultáneamente tantas interpretaciones diferentes del mensaje de Pablo. Es evidente que no existían templos cristianos en la época de Pablo, ni llegó a desarrollarse la construcción de templos específicamente cristianos durante casi tres siglos. De igual modo, tampoco existía una forma arquitectónica propia de la sinagoga en esta época, sobre todo en la diáspora. De hecho, la mayoría de los lugares de reunión de cristianos y judíos descubiertos por los arqueólogos eran originariamente casas que habían sido posteriormente modificadas. Sin embargo, las congregaciones del movimiento de Jesús en tiempos de Pablo estaban centradas en las familias y se reunían en las casas de sus miembros. Por esta razón podemos denominarlas iglesias-casa o iglesias-domésticas.

         Poseemos varias referencias que confirman esta unidad básica de organización social, especialmente cuando Pablo manda saludos a o de "tal o cual y la iglesia que se reúne en su (de él) [o su (de ella), o vuestra o suya (de ells)] casa" (1 Cor 16,19; Rom 16,5; Flm 2; Col 4,15). El libro de Hechos corrobora esta situación tanto con respecto a los primeros encuentros en Jerusalén como con respecto a la actividad misionera de Pablo. En el curso de sus contactos con Corinto aparecen, al menos, seis grupos diferentes de iglesias-casa que están relacionadas con:
1. Prisca y Aquila. (Hch 18,1; cf.1 Cor 16,19).

2. Cloe. (1 Cor 1,11).

3. Febe (Rom 16,1-2).

4. Estéfanas. (1 Cor 1,16; 16,15).

5. Cayo. (Rom 16,23; 1 Cor 1,14).

6. Crispo (1 Cor 1,14; Hch 18,8).

       En otros pasajes de la carta queda claro que las reuniones litúrgicas tenían lugar en estas casas, habitualmente en los comedores, donde también celebraban la cena del Señor (cf. 1 Cor 11,17-34; 14,26-27).
      Estos datos básicos tienen importantes implicaciones para la organización social y la estructura de las iglesias de Pablo:

     1. Las igleisas domésticas solían agruparse en torno a las familias, que estaban formadas no solamente por el "núcleo familiar", sino también por los tíos, los primos, los parientes, etc., y, además, por los esclavos y otros clientes o gentes con quienes se tenían actividades comerciales.

    2. Sabemos que estas iglesias domésticas estaban gobernadas tanto por hombres como por mujeres.

    3. El propietario de la casa en la que la iglesia se reunían habitualmente era considerado su anfitrión o patrón, y tanto él como ella también tenían una considerable autoridad dentro del grupo. Febe (Rom 16,2) y Cayo (Rom 16,23) eran, evidentemente, importantes benefactores de Pablo y de sus respectivas iglesias de Corinto.

    4. Pablo y sus compañeros de viaje se alojaban habitualmente en la iglesia-casa del patrón (Rom 16,23; Flm 22).

    5. Habitualmente, Pablo era quien bautizaba al patrón de la iglesia-casa, pero éste, a su vez, bautizaba a la mayoría de los miembros (1 Cor 1,14-16).

    6. Pablo recibía apoyo económico de sus congregaciones, pero, en general, mediante la hospitalidad y la ayuda del patrón (Rom 16,2.23; Flm 18,22; Flp 4,15-20).

    7. Cuando Pablo escribía cartas a varias congregaciones, éstas se difundían mediante el patrón de la iglesia-casa (Flm 2); por tanto, la carta de recomendación que sobresale de forma tan prominente en los escritos de Pablo era un mecanismo formal para lograr que fuera acogido en la iglesia-casa correspondiente (Rom 16,1-2).

   8. La hospitalidad y la comunión mediante la comida y la liturgia eran características importantes de la solidaridad y la vida social de la congregación, por lo que se convirtieron en virtudes fundamentales al servicio de la comunidad eclesial.

          Como tendremos ocasión de ver, varios de estos elementos de la organización de la iglesia-casa resultarán de gran importancia para comprender las otras cartas que Pablo escribió durante el período egeo.

domingo, 1 de junio de 2014

El bautismo y el problema del elitismo espiritual.

              Pero ¿de dónde sacaron los miembros estas ideas de "superioridad espiritual" que se reflejan en eslóganes tales como "Todo me es permitido" (6,12-13; 10,23-24) y "Todos tenemos conocimiento" (8,1)? Probablemente de la misma predicación de Pablo, y ésta es la razón por la que estaba tan preocupado por sacarlos del error de la interpretación que habían hecho de su mensaje y su intención. Tal vez, la indicación más clara del problema subyacente es el caso del "hombre que se comportaba inmoralmente":

1 Cor 5,1-2: [ 1Se oye hablar entre nosotros, como si nada, de un caso de inmoralidad, y una inmoralidad tal que no se da ni entre los paganos: uno que vive con su madrastra.
            2¡Y vosotros seguís engreídos en lugar de poneros de luto y echar de vuestro grupo al que ha cometido eso!]

            La situación parece ser la de un hombre de una de las congregaciones corintias del que se sabía que tenía relaciones sexuales con su madrastra. El problema no reside para Pablo solamente en el acto sexual en sí mismo, sino también en la actitud del hombre y en la de los miembros de la congregación que parecen aprobar este comportamiento: "Y vosotros [plural] estáis orgullosos" (5,2). Según parece, eran de la opinión de que el estar "en Cristo" les permitía tal comportamiento.

            Tras este problema parece encontrarse la idea de que algunos corintios pensaban que habían superado los límites comunes de la sociedad humana al entrar en un ámbito de existencia, "en Cristo", en el sentido de que, puesto que se habían hecho seguidores de Jesús, se habían convertido en seres espiritualmente superiores. A esta idea se le denomina habitualmente "escatología realizada". Este término significa que la transformación escatológica no es una futura esperanza inminente, sino una realidad ya presente. Pablo se opone aseverando que la muerte y resurrección de Jesús (15,3-7) es la prueba de que no sólo puede acontecer, sino de que tiene que ocurrir para que los seres mortales obtengan la inmortalidad (15,20-50). La extensión e intensidad de la argumentación sobre la resurrección (15,1-58) sugiere que Pablo la considera como el fundamento para tratar otras muchas cuestiones relativas a la superioridad espiritual.

            Es perfectamente posible que incluso estos problemas relativos a la resurrección fueran provocados por Pablo o, al menos, por una incorrecta interpretación de su discurso, especialmente el utilizado en conexión con el bautismo. Este término procede del griego común y significa "baño", pero tiene el sentido de un lavatorio ritual para la purificación. Sin embargo, en la teología de Pablo parece que adquirió un nuevo significado adicional para sus conversos gentiles, puesto que se interpretó como un sustituto de la circuncisión. No está claro dónde o cuándo se originó esta idea, pero es probable que fuera uno de los puntos de desacuerdo entre Pablo y el "partido de la circuncisión" en Antioquía [Con estas palabras, Pablo podría haber argumentado diciendo: "En efecto, aún exijo la circuncisión" -con el sentido de bautismo- a los gentiles que se nos unen"; sin embargo, los seguidores judíos más tradicionales del movimiento de Jesús le habrían replicado: "Pero no lo suficiente".] Aunque no aparece explícitamente esta idea en 1 Corintios, sí se encuentra reflejada en algunos argumentos paulinos antiguos que vinculan el bautismo como circuncisión con la muerte y resurrección de Jesús (cf. Col 2,11-12; 3,9-11) [http://www.cartaaloscolosenses.blogspot.com.es/] [Puesto que Colosenses es una de las cartas "disputadas" de Pablo, la estudiaremos más adelante; sin embargo, la mayoría reconoce que el vocabulario de estos versículos posee un carácter bantante antiguo].

             El bautismo se realizaba estando la persona desnuda: el iniciado se desnudaba, se sumergía en el agua, salía y se volvía a vestir. Como Wayne Meeks ha mostrado, el acto de quitarse y volverse a poner la ropa en el ritual del bautismo se interpretaba como el símbolo de desprenderse del cuerpo viejo para colocarse uno nuevo a "imagen del creador", en referencia a Gn 1,26 [W. A. Meeks, The First Urban Christians: The Social World of the Apostle Paul, Yale University Press, New Haven 1983, pp. 150-157.]  A su vez, a estas acciones les acompañaba una recitación ritual: "Pues todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo habéis sido revestidos. Ya no hay distinción entre judío y no judío, entre esclavo o libre, entre varón o mujer, porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús" (Gál 3,27-28) [Mi propia traducción. Que se trata de una fórmula litúrgica es sugerido por la repetición de los pares de opuestos: judío/griego, esclavo/libre, hombre/mujer. Al menos dos de estos tres pares aparecen en un orden semejante en cada uno de los tres casos donde se repite esta fórmula (Gál 3,28; Col 3,11; 1 Cor 12,13), y en cada uno de ellos nos encontramos al final con una frase generalizadora]. 

            Llamada actualmente fórmula de reunificación bautismal, ésta subraya el hecho de que en el bautismo se regresa al estado de la creación, como en Gn 1,26, cuando toda la humanidad estaba unificada. Que los corintios también conocían esta fórmula se ve confirmado por la alusión que hace Pablo en 1 Cor 12,12-13 en el contexto del debate sobre los dones espirituales como signos de superioridad. Entre otras implicaciones, este simbolismo debe haber sido muy interesante para las mujeres y los esclavos. Para terminar, Pablo sostiene que la discordia producida por la disputa sobre los marcadores del estatus simbólico, tal como vemos en relación con la cena del Señor (11,23-24) y otros problemas en 1 Cor, era totalmente contraria al ser "uno en Cristo" (Gál 3,28; cf. 1 Cor 12,13) en cuanto realidad presente como también en cuanto anticipación de la renovación escatológica venidera.

sábado, 31 de mayo de 2014

Los problemas del estatus y la división.

               No resulta totalmente claro cómo se podrían haber superpuesto estos dos informes. Se ha sugerido, habitualmente, que Pablo habla de estos asuntos dentro del cuerpo de la carta más o menos en orden secuencial: así, 1 Cor 5-6 trata del "informe de los de Cloe", mientras que los capítulos 7-14 abordan la "carta de Estéfanas". Sin embargo, la situación real, probablemente, no es tan simple, puesto que parece que Pablo se dio cuenta de que, tras estos informes, existían serios problemas de errores teológicos que entremezcló en su respuesta. El hecho de que Pablo consideraba que el problema del conflicto social era un factor que contribuía a la polémica sobre cuestiones individuales se confirma posteriormente por el modo en que, una vez más, adapta la forma epistolar:



            Tras las habituales secciones de saludo y la acción de gracias, Pablo se mete de lleno en el lenguaje típico de la sección exhortativa (1,10). Esta extensa "llamada a la unidad" (1,10-4,21) sirve como respuesta temática a los problemas subyacentes. Posteriormente, en 5,1 aborda los problemas individuales en el cuerpo de la carta, que desarrollará hasta el capítulo 15.

            Parece que muchos de los conflictos que se reflejan en la carta proceden de cuestiones relativas al estatus social. En la apelación de índole temática que hace Pablo dice:

1 Cor 1,26-31: "26Y si no, hermanos, fijaos a quiénes os llamó Dios: no a muchos intelectuales, ni a muchos poderosos, ni a muchos de buena familia; 27todo lo contrario: lo necio del mundo se lo escogió Dios para humillar a los sabios; y lo débil del mundo se lo escogió Dios para humillar a lo fuerte; y lo plebeyo del mundo, lo despreciado, se lo escogió Dios: lo que no existe, para anular a lo que existe, 29de modo que ningún mortal pueda enorgullecerse ante Dios.
         30Pero de él viene que vosotros, mediante el Mesías Jesús, tengáis existencia, pues él se hizo para nosotros saber que viene de Dios: honradez y, además, consagración y liberación, 31 para que, como dice la Escritura: "El que está orgulloso, que esté orgulloso del Señor" (Jr 9,22)."

            Así pues, al menos algunos de los seguidores corintios eran de un estatus socioeconómico elevado, aunque la mayoría no lo fueran. Algunos temas clave que aparecerán posteriormente en la carta, en particular los conflictos sobre la asistencia a los banquetes de la élite pagana (caps. 8-10) y las divisiones en la cena del Señor (11,17-34), parecen depender de estas divisiones socioeconómicas.

           Sin embargo, hay otras cuestiones que parecen tener su origen en el hecho de que algunos miembros de las congregaciones tenían un sentido de "superioridad moral" que les permitía hacer cosas que otros consideraban socialmente ofensivas o categóricamente inmorales. Los temas sexuales y de género abordados en capítulos 5-7 y 11 giran en torno a la idea de que algunos pensaban que el hecho de ser seguidores del movimiento de Jesús les había dado libertad para hacer ciertas cosas.

Ocasión de las primeras cartas a Corinto.

                   Según parece, Pablo dejó Corinto a principios del año 52 d.C. y se fue a Éfeso (cf. Hch 18,18). Resulta claro que escribió 1 Cor desde Éfeso (1 Cor 16,8) y que Prisca y Aquila lo acompañaron (1 Cor 16,19). Sin embargo, también resulta claro que la carta que ahora llamamos 1 Cor no era la "primera" que Pablo les mandó, pues en 1 Cor 5,9 habla de una carta anterior: "En mi carta os escribí que no os juntarais con los sexualmente inmorales". También sabemos que los corintios ya había escrito una carta a Pablo cuando se encontraba en Éfeso -1 Cor 7,1 dice: "En cuanto a lo que me preguntabais por escrito"-. Podemos comprobar, por tanto, que ya se habían producido dos intercambios de correspondencia antes de que se escribiera nuestra 1 Cor. En consecuencia, por razones de claridad, llamaremos a la carta anterior de Pablo Carta A y a 1 Cor Carta B. Podríamos conjeturar, con toda probabilidad, que un poco después de que Pablo llegara a Éfeso escribió una carta orientando y exhortando a los corintios, como ya había hecho con los tesalonicenses, lo que crea el marco idóneo para comprender la ocasión y la finalidad de la carta B, que, probablemente, fue escrita en 53 o 54 d.C.

1 Carta a los Corintios.



                Un tiempo después a su primera carta (A) a Corinto, Pablo comenzó a recibir informes preocupantes sobre la situación que había allí. Estos informes procedían de dos fuentes distintas mencionadas en la última carta (B). Una de ellas aparece en 1 Cor 1,11: "Los de Cloe me han informado de que hay discordias entre vosotros". Parece que esta información se la dieron a Pablo oralmente algunos miembros de la familia de una mujer llamada Cloe. Es la primera clave respecto al problema principal que se tratará en la carta -la división y el enfrentamiento-. Pero también parece que Pablo había recibido cierta información mediante una carta que le habían escrito algunos miembros de las congregaciones de Corinto (1 Cor 7,1), y que le había sido entregada por Estéfanas, Fortunato y Acacio (1 Cor 16,17). Según parece, en esta carta se le pedía a Pablo que respondiera a ciertas cuestiones que había generado polémica y división entre las iglesias corintias.

jueves, 29 de mayo de 2014

DE CORINTO A ÉFESO (51-54 d.C): LAS PRIMERAS CARTAS DIRIGIDAS A CORINTO. Pablo en Corinto.

                    A comienzos del período romano, Corinto se había convertido en uno de los centros portuarios más importantes del Mediterráneo oriental.




                    Refundada como colonia por Julio César, Corinto se convirtió en la capital de la provincia de Acaya. En consecuencia, surgieron en torno a ella grandes y populosos "suburbios", entre los que se encontraba Cencreas (cf. Rom 16.1).

                    Como ya hemos visto, Pablo llegó a Corinto a finales del año 50 o principios del 51 d.C., tras dejar Atenas y pasar directamente por el santuario de los misterios elusinos. Según hch 18,1-2, al llegar se encontró con un matrimonio judío cuyos nombres eran Prisca (o Priscila) y Aquila, que ya eran seguidores del movimiento de Jesús y que recientemente  habían llegado de Roma. Se nos dice que Pablo se quedó con ellos porque también se dedicaban a fabricar tiendas. Por las cartas de Pablo sabemos que este matrimonio constituyó un importante punto de contacto posteriormente en Éfeso y, finalmente, en Roma (1 Cor 16,19; Rom 16,3-5). En cada caso Pablo dice que alojaban una "iglesia en su casa". De acuerdo con Hch 18,11, Pablo estuvo con ellos un total de dieciocho meses y fue durante este período cuando se le acusó ante el procónsul romano L., Junio Galión.