CARTA A FILEMÓN.
La carta a Filemón fue enviada a una iglesia-casa o iglesia doméstica que estaba localizada, probablemente, en Colosas, a unos doscientos ochenta y tres kilómetros al este de Éfeso. En la carta no se dice nada sobre el lugar; nuestra conjetura procede de los nombres parecidos que se encuentran en los saludos conclusivos de la carta a los Colosenses. Aunque no se encontraba en ninguna vía principal, Colosas era una de las ciudades que con Hierápolis y Laodicea formaba el triángulo de la fértil región interior de la provincia de Asia. Entre las cartas genuinamente paulinas, Filemón es altamente singular por su brevedad -de sólo una página, como la mayoría de las cartas escritas en papiro en aquel tiempo- y porque se dirige a un individuo en lugar de a una o más congregaciones. Acabó siendo colocada al final del corpus paulino del Nuevo Testamento porque, en parte, se pensaba que trataba más asuntos de orden práctico que teológico. En ella, Pablo da unos consejos al propietario de un esclavo llamado Filemón con respecto a la forma en que debía tratar a su esclavo Onésimo, a quien Pablo estaba mandando de vuelta. Tradicionalmente se ha pensado que Onésimo era un esclavo que se había escapado. Pablo interviene en favor de él escribiendo una especie de "salvoconducto" para garantizar su retorno.
La investigación más reciente ha considerado la proximidad de Colosas a Éfeso como un elemento importante para comprender la situación de la carta (cf. cuadro 8.8).
Pablo afirma claramente que está encarcelado (Flm 1), por lo que resulta mucho más probable que un esclavo huido se encontrara con él en las cercanías de Éfeso que en la lejana Roma. Pero actualmente son numerosos los especialistas que se preguntan si Onésimo era simplemente un prófugo o si tropezó casualmente con Pablo [Esta opinión tradicional se refleja aún en algunos comentarios, como el de P.T. O´Brien, Colossians and Philemon, Word Biblical Commentary 44, Word Books, Waco 1982, pp. 266-267; N. R. Petersen, Rediscovering Paul; Philemon and the Sociology of Paul´s Narrative World, Fortress, Filadelfia 1985, p. 264.]. Se han propuesto otras dos posibilidades.
La primera, parte del reconocimiento de que Pablo ya conocía a Filemón y lo había bautizado personalmente; Filemón era el patrón de la iglesia doméstica (v.2). Puesto que Pablo había estado en casa de Filemón y pensaba que regresar de nuevo (v.22), podría haber conocido perfectamente al esclavo Onésimo como alguien a quien su dueño respetaba. Se sugiere, por tanto, que Onésimo había tenido problemas con Filemón (v.18) y quería que Pablo interviniera a su favor como intermediario. Estaba en juego la posibilidad de su liberación, puesto que, a no ser que enfadara al dueño, el esclavo doméstico esperaba conseguir su libertad con el tiempo [Este punto de vista fue propuesto por Peter lampe, "Keine -Sklavenflucht- des Onesimus", Zeitschrift für die neutestamentliche Wissenschaft 79 (1985) 135-137, y ha sido seguido recientemente por S. Scott Bartchy, "Philemon", Anchor Biblie Dictionary, 5:307-308; J. D. Dunn, The Epistles to the Colossians and Philemon, New International Greek Testament Commentary, Eerdmans, Grand Rapids 1996, pp. 301-304; y Osiek y Balch, Families in the New Testament World, pp. 174-177.]. Por tanto, Pablo estaría favoreciendo la recuperación de la buena posición de Onésimo para que siguiera adelante el proceso legal de la manumisión.
La segunda sugiere que Onésimo había sido enviado por la iglesia doméstica a Éfeso para que entregara a Pablo alguna ayuda económica durante su prisión. Mientras se encontraba allí, Pablo decidió mantenerlo con él durante un cierto tiempo como ayudante, y este retraso provocó un problema en la relación con Filemón [Opinión de S. C. Winter, "Methodological Observations on a New Interpretacion of Paul´s Letter to Philemon", Union Seminary Quarterly Review 39 (1984) 203-212; "Paul´s Letter to Philemon", Novum Testamentum Supplement 33 (1987) 1-15.]. El modo en que Pablo se refiere el "servicio" que ONésimo le hacía en nombre de Filemón está a favor de esta tesis: "Habría querido retenerlo conmigo para que me sirviera en tu lugar (lit.., "en nombre tuyo") ahora qu estoy prisionero por el Evangelio, pero no he querido hacer nada sin contar contigo, para que tu buen proceder sea fruto de la libertad y no de la coacción" (Flm 13-14). En esta perspectiva, Pablo enviaría de regreso a Onésimo con la esperanza de que Filemón lo liberara y se lo remitiera de nuevo como ayudante para su misión.
Si, efectivamente, la ocasión de que Onésimo visitara a Pablo fue la de servir como mensajero del patrón de la iglesia doméstica, Filemón, como parece altamente probable, entonces podemos, tal vez, comprender lo que ocurrió. Onésimo estaba realizando un "servicio" a Pablo muy parecido al que hizo Epafrodito en al carta a los Tesalonicenses [También, si "Epafras", mencionado en Flm 23 como "compañero de prisión" de Pablo, fuera una abreviatura o la forma familiar de Epafrodito, entonces podríamos decir que Filemón se escribió un poco antes que Filipenses. Se trata de una posibilidad sugerida por J. R. Harris, "Epaphroditus, Scribe and Courier", Expositor 8 (1898) 101-110. Según Col 4,12, Epafras era, en cambio, de Colosas; sin embargo, en este caso nos encontramos con el problema de la autenticidad de Colosenses.]. Mientras, en Éfeso, Pablo había bautizado también a Onésimo (v.10) y quería "retenerlo" para algún tipo de servicio permanente (vv.11-13) [R.F. Hock sostiene que fue ayudante de Pablo en su ancianidad: !A Support for His Old Age: Paul´s Plea on Behalf of Onesimus", en White y Yarbough (eds.), The SOcial World of the First Christians, pp. 67-81.]. El retraso de Onésimo, una vez finalizada la tarea encomendada, podría encontrarse tras la preocupación que Pablo manifiesta de que Filemón hubiera sido "perjudicado" (v.18) o se hubiera enfadado por ello.
Al pedir a Filemón que volviera a admitir a Onésimo con un tipo de estatus nuevo, Pablo se apoya tanto en las obligaciones sociales del patronazgo como en sus propias habilidades retóricas. Incluso como amigo no podría ordenar a Filemón una cosa así, mucho menos como cliente y menos aún si Filemón hubiera sido "perjudicado", en cierto modo, por Onésimo o Pablo. En cambio, Pablo afirma "cárgalo en mi cuenta" (v.19). Puesto que había aceptado la hospitalidad y la ayuda económica de Filemón, especialmente mientras estaba en prisión, ahora afirma, en efecto: "Cancela la deuda de Onésimo por lo que me hubiera dado como tu cliente y colaborador". A continuación, al pedir a Filemón la deuda que tiene con quien le bautizó (vv.19-20), Pablo da la vuelta a la situación. Se trata de un tour de force retórico mediante el que Pablo afirma que es el "patrón espiritual" de Filemón. Al hacerlo, sitúa a Filemón y a Onésimo en pie de igualdad, al menos en el seno de la iglesia doméstica, puesto que Pablo había bautizado personalmente a los dos.
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