sábado, 31 de mayo de 2014

Ocasión de las primeras cartas a Corinto.

                   Según parece, Pablo dejó Corinto a principios del año 52 d.C. y se fue a Éfeso (cf. Hch 18,18). Resulta claro que escribió 1 Cor desde Éfeso (1 Cor 16,8) y que Prisca y Aquila lo acompañaron (1 Cor 16,19). Sin embargo, también resulta claro que la carta que ahora llamamos 1 Cor no era la "primera" que Pablo les mandó, pues en 1 Cor 5,9 habla de una carta anterior: "En mi carta os escribí que no os juntarais con los sexualmente inmorales". También sabemos que los corintios ya había escrito una carta a Pablo cuando se encontraba en Éfeso -1 Cor 7,1 dice: "En cuanto a lo que me preguntabais por escrito"-. Podemos comprobar, por tanto, que ya se habían producido dos intercambios de correspondencia antes de que se escribiera nuestra 1 Cor. En consecuencia, por razones de claridad, llamaremos a la carta anterior de Pablo Carta A y a 1 Cor Carta B. Podríamos conjeturar, con toda probabilidad, que un poco después de que Pablo llegara a Éfeso escribió una carta orientando y exhortando a los corintios, como ya había hecho con los tesalonicenses, lo que crea el marco idóneo para comprender la ocasión y la finalidad de la carta B, que, probablemente, fue escrita en 53 o 54 d.C.

1 Carta a los Corintios.



                Un tiempo después a su primera carta (A) a Corinto, Pablo comenzó a recibir informes preocupantes sobre la situación que había allí. Estos informes procedían de dos fuentes distintas mencionadas en la última carta (B). Una de ellas aparece en 1 Cor 1,11: "Los de Cloe me han informado de que hay discordias entre vosotros". Parece que esta información se la dieron a Pablo oralmente algunos miembros de la familia de una mujer llamada Cloe. Es la primera clave respecto al problema principal que se tratará en la carta -la división y el enfrentamiento-. Pero también parece que Pablo había recibido cierta información mediante una carta que le habían escrito algunos miembros de las congregaciones de Corinto (1 Cor 7,1), y que le había sido entregada por Estéfanas, Fortunato y Acacio (1 Cor 16,17). Según parece, en esta carta se le pedía a Pablo que respondiera a ciertas cuestiones que había generado polémica y división entre las iglesias corintias.

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