sábado, 31 de mayo de 2014

Los problemas del estatus y la división.

               No resulta totalmente claro cómo se podrían haber superpuesto estos dos informes. Se ha sugerido, habitualmente, que Pablo habla de estos asuntos dentro del cuerpo de la carta más o menos en orden secuencial: así, 1 Cor 5-6 trata del "informe de los de Cloe", mientras que los capítulos 7-14 abordan la "carta de Estéfanas". Sin embargo, la situación real, probablemente, no es tan simple, puesto que parece que Pablo se dio cuenta de que, tras estos informes, existían serios problemas de errores teológicos que entremezcló en su respuesta. El hecho de que Pablo consideraba que el problema del conflicto social era un factor que contribuía a la polémica sobre cuestiones individuales se confirma posteriormente por el modo en que, una vez más, adapta la forma epistolar:



            Tras las habituales secciones de saludo y la acción de gracias, Pablo se mete de lleno en el lenguaje típico de la sección exhortativa (1,10). Esta extensa "llamada a la unidad" (1,10-4,21) sirve como respuesta temática a los problemas subyacentes. Posteriormente, en 5,1 aborda los problemas individuales en el cuerpo de la carta, que desarrollará hasta el capítulo 15.

            Parece que muchos de los conflictos que se reflejan en la carta proceden de cuestiones relativas al estatus social. En la apelación de índole temática que hace Pablo dice:

1 Cor 1,26-31: "26Y si no, hermanos, fijaos a quiénes os llamó Dios: no a muchos intelectuales, ni a muchos poderosos, ni a muchos de buena familia; 27todo lo contrario: lo necio del mundo se lo escogió Dios para humillar a los sabios; y lo débil del mundo se lo escogió Dios para humillar a lo fuerte; y lo plebeyo del mundo, lo despreciado, se lo escogió Dios: lo que no existe, para anular a lo que existe, 29de modo que ningún mortal pueda enorgullecerse ante Dios.
         30Pero de él viene que vosotros, mediante el Mesías Jesús, tengáis existencia, pues él se hizo para nosotros saber que viene de Dios: honradez y, además, consagración y liberación, 31 para que, como dice la Escritura: "El que está orgulloso, que esté orgulloso del Señor" (Jr 9,22)."

            Así pues, al menos algunos de los seguidores corintios eran de un estatus socioeconómico elevado, aunque la mayoría no lo fueran. Algunos temas clave que aparecerán posteriormente en la carta, en particular los conflictos sobre la asistencia a los banquetes de la élite pagana (caps. 8-10) y las divisiones en la cena del Señor (11,17-34), parecen depender de estas divisiones socioeconómicas.

           Sin embargo, hay otras cuestiones que parecen tener su origen en el hecho de que algunos miembros de las congregaciones tenían un sentido de "superioridad moral" que les permitía hacer cosas que otros consideraban socialmente ofensivas o categóricamente inmorales. Los temas sexuales y de género abordados en capítulos 5-7 y 11 giran en torno a la idea de que algunos pensaban que el hecho de ser seguidores del movimiento de Jesús les había dado libertad para hacer ciertas cosas.

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