jueves, 31 de julio de 2014

Solución de la crisis: la carta de reconciliación (2 Cor 1-8).

                        2 CARTA A LOS CORINTIOS.
                  CARTA A LOS ROMANOS. 


                          Como ya hemos visto, los comentarios de 2 Cor 1,15-2,3 y 7,5-9 muestran que la carta de reprimenda de Pablo había logrado su objetivo, pues Tito tuvo personalmente que mediar en la situación. Probablemente, nunca se dio el caso de que todas las iglesias domésticas de Corinto se volvieran contra él, pero sí una por lo menos -y una que, por el tono de Pablo (2 Cor 2,5-7; 7,12), era importante-. Es bastante probable que ello significara que aquel que "agravió" a Pablo era el patrón de la iglesia doméstica que había acogido a los "superapóstoles" y había rechazado a Pablo. Incluso podría tratarse de Cayo, que era uno de los primeros convertidos por Pablo (1 Cor 1,14) y que no fue su anfitrión en la última visita que hizo a Corinto (Rom 16,23). Desgraciadamente nunca lo sabremos con seguridad. Sin embargo, parte de la estrategia de Pablo (o Tito) parece haber consistido en conseguir el apoyo de otros patrones de iglesias domésticas para presionar o incluso condenar al ostracismo al que había ofendido a Pablo (2 Cor 2,6-7). Ya tranquilizado, era el momento de mejorar las relaciones y reconstruir la cohesión de las congregaciones. De aquí que Pablo les pida que "reafirmen su amor hacia él... A quien perdonéis, también yo perdono" (2.8.10). Así pues, el grueso de la Carta D está consagrado a la exhortación sobre la armonía y la reconciliación (2 Cor 5,17-20).

Carta D  2 Cor 1-7: La carta de reconciliación con la que Pablo prepara su última visita a Corinto, en la que llevará a cabo la colecta para Jerusalén [No considero que 6,14-7,1 sea una interpolación o un fragmento de una Carta A perdida, sino que forma parte integral de la argumentación de 2 Cor 1-7]. Fue escrita desde Filipos (57-58 d.C.); el emisario fue Tito (o, posiblemente Timoteo).

                 Es también el momento de preparar la última visita de Pablo por lo que el tema de la armonía será importante para la siguiente etapa de su misión. Pablo quiere que Corinto sea su punto de partida para el viaje a Jerusalén (2 Cor 8), tras el que se dirigirá a Roma. Tiene que apoyarse no sólo en su hospitalidad y en su ayuda económica, sino también en su influencia sobre las iglesias domésticas de Roma para conseguir sus objetivos. 

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