jueves, 31 de julio de 2014

ÍNDICE DE LA PRIMERA GENERACIÓN DE CRISTIANOS.

El argumento de Romanos: el lugar de los gentiles en una teología judía.

             CARTA A LOS ROMANOS.

             A causa de su extensión y complejidad teológica, la carta a los Romanos se ha estudiado frecuentemente más como un tratado teológico que como una carta. La circunstancia que hemos abordado previamente muestra que se trataba de una verdadera carta, como todas las demás; sin embargo, entre sus objetivos se incluía la presentación de la teología misionera de Pablo para conseguir el apoyo necesario. Por tanto, el cuerpo de la carta (1,16-11,36) fue dedicado a esta explicación teológica, mientras que la sección exhortativa (12,1-15,33) tenía el objetivo de mostrar cómo esta teología ayudaba a reforzar los valores fundamentales y la ética social en el seno de las iglesias domésticas (cf. cuadro 8.11)

           

           Han surgido diversas teorías que intentan relacionar el argumento de la carta con una situación o problema particular de las iglesias de Roma. En el gozne temático que abre el cuerpo de la carta aparece un elemento principal de su argument:

Rom 1,16-17: "16Porque yo no me acobardo de anunciar la buena noticia, fuerza de Dios para salvar a todo el que cree, primero al judío, pero también al no judío, 17pues por su medio se está revelando la amnistía que Dios concede, única y exclusivamente por la fe, como dice la Escritura: "El que se rehabilita por la fe, vivirá" (Hab 2,4)." (Traducción de la Nueva Biblia Española) ,

           A lo largo de la carta, Pablo expone el lugar que los judíos y los gentiles tienen en el plan de salvación. Algunos autores han visto el reflejo de un conflicto entre los seguidores judíos y gentiles del mvomiento de Jesús en Roma, exacerbado, tal vez, por el hecho de la expulsión de la mayoría de los judíos de Roma llevada a cabo por el emperador Claudio en el año 49 d.C. Por otra parte, no aparece una polémica real contra unos adversarios en cuanto tal. Por tanto, el agotador esfuerzo por dar una respuesta a cada bando puede ser el simple reflejo de que era consciente de estar adentrándose en una comunidad formada por judíos y gentiles y que habían suscitado cuestiones relativas a su, en ocasiones, predicación estridente. ¿Exigía Pablo que el movimiento de Jesús abandonara totalmente sus raíces judías? ¿Consideraba que se trataba de un movimiento en cierto modo diferente, independiente del judaísmo en virtud de que afirmaba que Jesús era el Mesías? ¿Había dejado de ser el Israel bíblico el pueblo elegido de Dios? A cada una de estas preguntas respondía enfáticamente de forma negativa.

         Para comprender el argumento que Pablo expone en Romanos como reflexión teológica, hemos de analizarlo a partir de la premisa fundamental de su misión gentil "primero al judío pero también al griego"-, clarificándola mediante una serie de cuestiones retóricas y contraargumentaciones. Podemos esbozar con Wayne Meeks su argumentación del siguiente modo:

I. La justicia de Dios también para los gentiles (1,16-3,31)

   A. "Primero el judío, pero también el griego": Dios es imparcial (1,16-3,20).

         1. La ira de Dios revelada a los gentiles por su idolatría (1,16-2,16).

         2. Los judíos que pecan también son castigados (2,17-29).

         3. Los judíos tienen la ventaja de la Torá, pero tienen la misma oportunidad de pecar               (3,1-20). 

  B. La justicia de Dios revelada para todos mediante la muete de Jesús (3,21-26).

  C. Cuestiones y posibles objeciones (3,27-31).

        1. ¿Ha rechazado Dios a su pueblo, es decir, a los judíos? (cf. caps. 9-11).

        2. Si la salvación es un don, ¿queda infravalorada la vida moral? (cf. 6,1-7,6).

        3. ¿Es perversa la Torá o ha sido abolida?  (cf. 7,7-25).

        4. ¿Qué pasa con la promesa hecha a Abrahán? (cf. cap.4).

II. El paradigma de la justicia de Abrahán (4,1-25).

III. ¿Cómo se realiza la justicia? (5,1-8,39).

  A. Las consecuencias de ser justificado (la "justificación"; 5,1-11).

  B. El nuevo Adán (5,12-21).

  C. Respuestas a las objeciones del cap. 3 (6,1-7,25).

  D. La vida en el Espíritu y el eschaton (8,1-39).

IV.  ¿Ha rechazado Dios a Israel? (9,1-11,36).

  A. Juramento inicial: la preocupación de Pablo por los judíos (9,6-29).

  B. La liberación divina mostrada en el pasado de Israel (9,6-29).

  C. Los errores de Israel en el pasado (9,30-10,21).

  D. Pero Dios no ha rechazado a Israel (11,1-32).

  E. Doxología conclusiva: el impresionante misterio de Dios (11,33-36).

                  El evangelio al que Pablo se refiere es la muerte de Jesús como el mesías crucificado. Considera su muerte como expiación que cumple la promesa hecha a Abrahán por haber estado dispuesto a sacrificar a su hijo Isaac (Rom 8,32). El hecho de que haya llegado el mesías judío significa para Pablo que ha comenzado la era escatológica de Israel. Pero entiende que la proximidad de la era escatológica es el tiempo en el que los gentiles se volverán definitivamente hacia Dios. En cuanto "luz para los gentiles", Pablo considera su misión como la que anuncia esta oportunidad limitada. Estos presupuestos teológicos, elaborados mediante su predicación a los gentiles durante su misión egea, se recogen ahora en un ensayo más sistemático sobre la condición general de los gentiles en el pensamiento judío y cómo pueden ahora -tras siglos de negar al único Dios verdadero, el Dios de Israel- obtener el estatus de la justicia necesaria para formar parte de la congregación de los elegidos de Dios. Pablo responde: "mediante la fe", es decir, gracias a la fidelidad de Jesús al morir en la cruz. Por este solo mecanismo, sostiene, se cumple tanto la promesa de la salvación hecha a Israel y se revela también la apertura a los gentiles para que se unan a esta salvación. Aun cuando su formulación resultara descomunal posteriormente, al desarrollarse una teología cristiana específica al margen del judaísmo, para Pablo no existía tal dicotomía, puesto que el marco temporal escatológico era breve (cf. Rom 13,11-14 y cap.9). 

El objetivo de la carta a los Romanos.

        CARTA A LOS ROMANOS.

                La preocupación inmediata de Pablo era llevar la colecta a Jerusalén, pero la carta a los Romanos tenía otro objetivo: preparar la nueva misión en España, donde, de nuevo, esperaba poder trabajar directamente con gentiles. Puesto que Pablo no había estado nunca en Roma y no conocía ninguna de las iglesias domésticas de la ciudad, la carta quería servir como presentación. Al decir que quiere "ser enviado" a España por las iglesias domésticas de Roma, tras "disfrutar un poco de vuestra compañía" (15,24), Pablo estaba utilizando el lenguaje técnico de las cartas de recomendación. Con otras palabras, lo que Pablo quería decirles era lo siguiente: "Deseo que me recibáis bien y me ayudéis económicamente para la siguiente etapa de mi viaje a España". Sin lugar a dudas, en Roma se había oído hablar de sus problemas o se le consideraba peligroso. De aquí que, mediante la explicación de su teología de la misión, la carta a los Romanos pretendía crear la base para que se convirtieran en sus nuevos patrones de misión, así como las iglesias de Filipos lo habían sido para la misión egea.

               Otro elemento en la estrategia de Pablo consistía en contar con los amigos que ya tenía en Roma. Sobre todo, Prisca y Aquila, que habían regresado a Roma y eran anfitriones de una iglesia doméstica (Rom 16,3-5) [Según Hch 18,1-4,() Prisca y Aquila habían llegado a Corinto desde Roma tras la expulsión de los judíos por Claudio en el 49 d.C. Este relato indica que eran de etnia judía, pero, posiblemente, también eran seguidores del movimiento de Jesús -aún considerado una secta del judaísmo- mientras que vivían en Roma.]. Dado el número de otras personas que vivían en Roma y a quienes llama por su nombre (Rom 16,6-15), Pablo debe haber contado con numerosos contactos de Antioquía o del Egeo que ahora vivían allí; suponiendo, claro está, que el capítulo 16 pertenece a la carta a los Romanos [Algunos especialistas pienasn que Rom 16 no pertenecía a la carta original, sino que fue añadido posteriormente, cuando se envió una copia a Éfeso, el último lugar, por lo que sabemos, en el que vivieron Prisca y Aquila (1 Cor 16,19). Cf. Koester, Introduction to the New Testament, 2:143. Otros autores, sin embargo, mantienen, convincentemente, que el capítulo 16 pertenecía a la carta enviada a Roma. Cf. C. D. Myers, "Roman, Epistle to", Anchor Bible Dictionary, 5:818-821 (con bibliografía).]. Además, la agrupación de los nombres indica que había de cinco a ocho iglesias domésticas que Pablo ya conocía en cierto modo. De aquí que necesitara que alguien llevara la carta por las diferentes iglesias domésticas, tal vez acompañado por personajes que eran conocidos por las congregaciones romanas, para que le presentaran. Prisca y Aquila o la "famosa" pareja apostólica formada por Andrónico y Junia (Rom 16,7) podrían haber ayudado de este modo.

             Sin embargo, el emisario para llevar la carta y presentarla en cada una de las iglesias era uno de los colaboradores de la misión egea en quien más confiaba. Se llamaba Febe, la patrona de la iglesia doméstica de Cencreas, el puerto oriental de Corinto. Rom 16,2 es la carta de recomendación con la que Pablo la presenta como portadora o emisaria de la carta. Pablo la denomina "ministro" (en griego, diakonos, o "diaconisa"). Pide que la reciban con hospitalidad, como ella lo había hecho anteriormente. Puesto que venía de Corinto, es posible que conociera personalmente a Prisca y Aquila, por lo que es muy probable que se alojara en su casa de Roma.

La colecta para Jerusalén y la carta a los Romanos (58-59 d.C).

                   CARTA A LOS ROMANOS.
              1ª CARTA A LOS CORINTIOS. 
              2 CARTA A LOS CORINTIOS. 
              CARTA A LOS GÁLATAS.

              Uno de los aspectos que más se han pasado por alto en el estudio de la misión egea de Pablo es la colecta para Jerusalén. Se habla de ella en 1 Cor 16,1-3, Gál 2,10, 2 Cor 8-9 y Rom 15. Según parece, era un proyecto que Pablo había lanzado desde el comienzo de su misión egea, pues constituía uno de los puntos del acuerdo alcanzado con Pedro y Santiago en la asamblea de Jerusalén (Gál 2,10). Al principio parece que tenía la esperanza de que las iglesias gálatas y, tal vez, otras de Asia participarían en ella (1 Cor 16,1). Sin embargo, en la época en que se produce la reconciliación con Corinto (Carta D) pareace que solamente habían colaborado las iglesias de Macedonia y Acaya (2 Cor 8,1; cf. Rom 15,26).

Carta D  2 Cor 1-7: La carta de reconciliación con la que Pablo prepara su última visita a Corinto, en la que llevará a cabo la colecta para Jerusalén [No considero que 6,14-7,1 sea una interpolación o un fragmento de una Carta A perdida, sino que forma parte integral de la argumentación de 2 Cor 1-7]. Fue escrita desde Filipos (57-58 d.C.); el emisario fue Tito (o, posiblemente Timoteo).

                   
                 Podemos conjeturar que su decisión de dejar Éfeso se precipitó, al menos en parte, por la frustración debida al fracaso de la colecta.

                 Corinto sería su base para reunir la colecta final y también para organizar su viaje a Roma y a España. Escribiendo desde Corinto en torno al año 58, explicaba sus planes en la que sería su última carta, la carta a los Romanos:

Rom 15,23-29 "23ahora, en cambio, no tengo yo campo de acción en estas regiones, y como hace muchos años que siento muchas ganas de haceros una visita, 24de paso para España..., porque espero veros al pasar y que vosotros me facilitéis el viaje; aunque primero tengo que disfrutar un poco de vuestra compañía.
          25Por el momento me dirijo a Jerusalén, prestando un servicio a los consagrados; 26porque Macedonia y Grecia han decidido dar una muestra de solidaridad a los pobres entre los consagrados de Jerusalén. 27Lo han decidido, sí, y de hecho se lo deben, porque si los demás pueblos han compartido sus bienes espirituales, les deben a su vez una ayuda en lo material.
         28Concluido este asunto y entregado el producto de la colecta, saldré para España pasando por vuestra ciudad, 29y sé que mi ida ahí cuenta con la plena bendición de Cristo." (Traducción de la Nueva Biblia Española).

                 Pablo quería que los representantes de cada una de las ciudades se reunieran en Corinto para llevar el don de sus iglesias respectivas a los líderes del movimiento de Jesús en Jerusalén. Desde hacía tiempo, Pablo deseaba ver la cara que pondría Santiago al ver a todas las congregaciones gentiles presentando el dinero que habían recogido. Dada la función simbólica del dinero y el patronazgo, como ya hemos visto en otras partes de la actividad misionera de Pablo, el hecho de que Santiago aceptara la colecta constituía una aceptación tácita de la misión de Pablo y de sus iglesias gentiles.


   

Solución de la crisis: la carta de reconciliación (2 Cor 1-8).

                        2 CARTA A LOS CORINTIOS.
                  CARTA A LOS ROMANOS. 


                          Como ya hemos visto, los comentarios de 2 Cor 1,15-2,3 y 7,5-9 muestran que la carta de reprimenda de Pablo había logrado su objetivo, pues Tito tuvo personalmente que mediar en la situación. Probablemente, nunca se dio el caso de que todas las iglesias domésticas de Corinto se volvieran contra él, pero sí una por lo menos -y una que, por el tono de Pablo (2 Cor 2,5-7; 7,12), era importante-. Es bastante probable que ello significara que aquel que "agravió" a Pablo era el patrón de la iglesia doméstica que había acogido a los "superapóstoles" y había rechazado a Pablo. Incluso podría tratarse de Cayo, que era uno de los primeros convertidos por Pablo (1 Cor 1,14) y que no fue su anfitrión en la última visita que hizo a Corinto (Rom 16,23). Desgraciadamente nunca lo sabremos con seguridad. Sin embargo, parte de la estrategia de Pablo (o Tito) parece haber consistido en conseguir el apoyo de otros patrones de iglesias domésticas para presionar o incluso condenar al ostracismo al que había ofendido a Pablo (2 Cor 2,6-7). Ya tranquilizado, era el momento de mejorar las relaciones y reconstruir la cohesión de las congregaciones. De aquí que Pablo les pida que "reafirmen su amor hacia él... A quien perdonéis, también yo perdono" (2.8.10). Así pues, el grueso de la Carta D está consagrado a la exhortación sobre la armonía y la reconciliación (2 Cor 5,17-20).

Carta D  2 Cor 1-7: La carta de reconciliación con la que Pablo prepara su última visita a Corinto, en la que llevará a cabo la colecta para Jerusalén [No considero que 6,14-7,1 sea una interpolación o un fragmento de una Carta A perdida, sino que forma parte integral de la argumentación de 2 Cor 1-7]. Fue escrita desde Filipos (57-58 d.C.); el emisario fue Tito (o, posiblemente Timoteo).

                 Es también el momento de preparar la última visita de Pablo por lo que el tema de la armonía será importante para la siguiente etapa de su misión. Pablo quiere que Corinto sea su punto de partida para el viaje a Jerusalén (2 Cor 8), tras el que se dirigirá a Roma. Tiene que apoyarse no sólo en su hospitalidad y en su ayuda económica, sino también en su influencia sobre las iglesias domésticas de Roma para conseguir sus objetivos. 

martes, 29 de julio de 2014

Los superapóstoles y la reacción de Pablo (2 Cor 10-13).


        No sabemos con exactitud qué salió mal en la segunda visita de Pablo a los corintios, pero, según su punto de vista, fue un desastre total. Se sintió herido, enfadado y frustrado, por lo que les remitió una carta ferozmente crítica. Sólo a partir de las claves que captamos en las siguientes cartas de Pablo (C y D) podemos discernir lo que habría ocurrido y la reacción de Pablo.

Carta C    2 Cor 10-13: La carta de la reprimenda a los corintios tras la "dolorosa" visita de Pablo; fue provocada por una confrontación con otros misioneros a quienes Pablo denomina, con desdén, "superapóstoles". Fue escrita desde Éfeso (55-56 d.C.); desconocemos quién fue su emisario.
Carta D  2 Cor 1-7: La carta de reconciliación con la que Pablo prepara su última visita a Corinto, en la que llevará a cabo la colecta para Jerusalén [No considero que 6,14-7,1 sea una interpolación o un fragmento de una Carta A perdida, sino que forma parte integral de la argumentación de 2 Cor 1-7]. Fue escrita desde Filipos (57-58 d.C.); el emisario fue Tito (o, posiblemente Timoteo).
      Lo que si tenemos claro actualmente es que los problemas encontrados por Pablo durante su segunda visita tienen poco que ver con las divisiones tratadas en 1 Cor.  Pablo afrontaba un nuevo problema suscitado por la llegada de otros misioneros del movimiento de Jesús, a quienes sólo menciona indirectamente y con desdén. En una ocasión les llama "falsos apóstoles" (11,13) y en dos ocasiones los denomina "superapóstoles" (11,5; 12,11). Con este último término parece burlarse de ellos, en particular porque decían poseer poderes milagrosos especiales, por lo que Pablo se vio obligado a defenderse no tanto sobre bases teológicas (como en la carta a los Gálatas, enviada un poco después), sino sobre la base de sus propios poderes carismáticos (12,12). Al parecer, estos nuevos misioneros habían denigrado los poderes de Pablo e incluso su aspecto físico y su elocuencia (10,10-11; cf. 11,12-15). Pablo reprueba su jactancia injustificada, pero, a continuación, procede a jactarse un tanto de sí mismo (10,12-18; 11,16-21) para llegar a su argumento principal: "Pues creo que no soy nada inferior a esos superapóstoles" (11,5).
      Estos nuevos misioneros se parecen bastante a los profetas carismáticos y hacedores de milagros de los primeros días del movimiento de Jesús en Judea. Si lo eran, entonces podrían incluso afirmar que estaban más cerca de Jesús o de los primeros discípulos judíos. Como respuesta, Pablo se jacta de su propia ascendencia judía (11,22) y de sus sufrimientos por Cristo (11,23-33). Finalmente, se vanagloria en nombre de "otro hombre" que subió a los cielos y tuvo una visión apocalíptica de cosas inefables (12,1-4). En realidad se trata también de un dato autobiográfico, pero contado de un modo que lo convierte en una especie de ostentación en la debilidad, que compara con el sufrimiento de Jesús (12,5-10). Concluye con una contundente afirmación del problema:
2 Cor 12,11-13: "11He sido un insensato, vosotros me obligasteis. Hablar en favor mío debería ser cosa vuestra, pues, aunque yo no sea nadie, en nada soy menos que esos superapóstoles. 12La marca de apóstol se vio en mi trabajo entre vosotros , en la constancia a toda prueba y en las señales, portentos y milagros. 13¿Qué tenéis que envidiar a otras comunidades, excepto que yo no fui una carga para vosotros? Perdonadme esta injuria." (Traducción de la Nueva Biblia Española).
        Por tanto, el problema reside en que estos misioneros carismáticos han rechazado a Pablo y al menos algunas iglesias domésticas de Corinto los han aceptado y los han acogido. La "visita dolorosa" debe referirse al hecho de que Pablo llegó al mismo tiempo y fue rechazado por uno o más de los patrones de las iglesias domésticas que tenía la esperanza de visitar. Pablo lo interpreta como una traición a su amistad, dado que era él quien los había desposado con Cristo (11,2). También parece situarse a la defensiva con respecto a su relación económica con las iglesias domésticas de Corinto. Tiene que pedirles perdón por no aceptar su dinero en ciertos momentos del pasado. En el fondo está el problema de si seguirán ayudándole de otras formas una vez que su lealtad y patronazgo se ha desplazado a los "superapóstoles". En la sociedad romana, dar y recibir dinero u hospitalidad era un símbolo importante de lealtad y amistad. No era un asunto baladí [El patronazgo y la hospitalidad eran dos elementos muy importantes en la organización social de las iglesias domésticas de Pablo. En adición a la discusión sobre este tema en las primeras cartas, cf., también P. Marshall, Emitií in Corinth: Social Conventions in Paul´s Relations with the Corinthians, Mohr-Siebeck, Tubinga 1987. Hemos de recordar también que la hospitalidad y la ayuda constituían un tópico en las instrucciones sobre la misión del primitivo movimiento de Jesús, tal como aparece reflejado en la fuente Q.].

Los temas abordados en 2 Corintios.


                Este complejo conjunto de movimientos y cartas es determinante para comprender las últimas fases de la misión egea de Pablo, como también la misma carta 2 Cor. La mayoría de los especialistas aceptan actualmente que lo que llamamos 2 Cor es, en realidad, una combinación de varias cartas o una carta "dividida" o "partida" (cf. cuadro 8.7).



               Un importante dato que se baraja en todo este debate es el hecho de que 2 Cor 10-13 tiene un tono notablemente diferente y mucho más hostil que los capítulos 1-7, en los que el énfasis recae en la tranquilidad y la reconciliación. Teniendo en cuenta el tono, los capítulos 10-13 se ajustan perfectamente a la dolorosa carta de reprimenda (Carta C) en la que amenaza a los corintios con llevar a cabo una acción punitiva en contra de ellos cuando llegue a la ciudad, que sería la tercera visita, si no cambiaban de conducta (2 Cor 13,1-2.11). Sin embargo, la situación es más compleja, puesto que hay especialistas que piensan que hay seis (o más) fragmentos diferentes que podrían fecharse tan atrás como la Carta A. Resumiendo en el cuadro 8.10 las diferentes opiniones sobre el número y el orden de los fragmentos:




      

        Nuestra perspectiva (bastante cercana al punto III del cuadro 8.10) es la siguiente:

Carta C    2 Cor 10-13: La carta de la reprimenda a los corintios tras la "dolorosa" visita de Pablo; fue provocada por una confrontación con otros misioneros a quienes Pablo denomina, con desdén, "superapóstoles". Fue escrita desde Éfeso (55-56 d.C.); desconocemos quién fue su emisario.

Carta D  2 Cor 1-7: La carta de reconciliación con la que Pablo prepara su última visita a Corinto, en la que llevará a cabo la colecta para Jerusalén [No considero que 6,14-7,1 sea una interpolación o un fragmento de una Carta A perdida, sino que forma parte integral de la argumentación de 2 Cor 1-7]. Fue escrita desde Filipos (57-58 d.C.); el emisario fue Tito (o, posiblemente Timoteo).

Carta E  2 Cor 8: Una "carta administrativa" sobre la colecta para Jerusalén. Es posible que Tito llevara una versión de esta carta cuando fue enviado a comprobar la situación de los corintios mientras Pablo se preparaba para ir a Filipos. Pero lo más probable es que Pablo adjuntara esta copia de la carta D (suponemos que Tito fue el emisario de las dos) [También es posible, aunque menos probable a mi entender, que la Carta E fuera redactada como una carta paralela, suponiendo que fuera llevada por Tito, que fue a otro lugar antes de terminar la colecta, mientras que Timoteo fue directamente a Corinto con la Carta D, y luego los dos se reunieron allí.]. Fue escrita desde Filipos (57-58 d.C); el emisario fue Tito.

Carta F  2 Cor 9: Una "carta administrativa" independiente sobre la colecta, enviada a las iglesias de Acaya. Es posible que ésta fuera la primera versión de la carta que Tito llevó y que, por consiguiente, se escribiera desde Éfeso (57 d.C), o puede que se trate de una carta totalmente independiente que fue escrita anteriormente. Se escribió desde Éfeso (57 d.C., o con anterioridad); probablemente, Tito fue el emisario.

 
 

 

Las cartas posteriores a Corinto.

1ª CARTA A LOS CORINTIOS.              

               En torno a los años 57 o 58, tras haber salido de la cárcel, Pablo decidió dejar Éfeso para siempre. Al parecer, los problemas con la justicia más la oposición creciente de los otros misioneros le llevaron a pensar que poco más podía hacer allí. Ésta es la situación que se refleja al comienzo de 2 Cor, cuando se refiere a "las tribulaciones que hemos pasado en Asia" ( 1,8-9). De Éfeso se fue a Tróade, donde esperaba encontrarse con Tito, quien se había marchado a una de las otras iglesias (2,12). Al no encontrarlo allí, Pablo se fue a Macedonia, probablemente de regreso a Filipos (2,13). Aún no tenía noticias de Tito; Pablo lo esperaba con ansiedad y temor (7,5). Finalmente, llegó Tito (7,6). Resultaba que había estado en Corinto y regresaba con buenas noticias para Pablo:

2 Cor 7,7-9: " 7y no sólo con su llegada, sino también con los ánimos que traía por causa vuestra; me habló de vuestra añoranza, de vuestras lágrimas, de vuestro interés por mí, y esto me alegró todavía más.
            8Por eso, aunque os causé pena con mi carta, no lo siento; antes lo sentía, viendo que aquella carta os dolió, aunque fue por poco tiempo; 9pero ahora me alegro, no de que sintierais pesar, sino de que ese pesar produjese enmienda. Vuestro pesar fue realmente como Dios manda, de modo que no salisteis perdiendo nada por causa mía. (Traducción de la Nueva Biblia Española)".

             Esta sucesión de acontecimientos nos aporta cierta información sobre las últimas etapas de la misión de Pablo por el Egeo. Anteriormente, se había producido algún fracaso en la relación de Pablo con los corintios. De haber durado bastante tiempo, Pablo aún lo tendría en mente cuando debió hacer frente al otro revés que sufrió en Éfeso, es decir, su encarcelamiento y la crisis gálata. Pablo había mandado a Corinto una carta con una reprimenda que les había provocado dolor y tristeza, pero Tito le informó de que estaban arrepentidos y querían verle de nuevo. Pablo se tranquilizó y escribió la carta que llamamos 2 Cor para hacer las paces con ellos.

           Pero, ¿dónde está la otra carta, es decir, la que les provocó tristeza y arrepentimiento? ¿Qué pasó con ella? Aunque 1 Cor es dura en ocasiones, no responde a este tipo de reprimenda. Parece, por tanto, que entre 1 Cor (Carta B; cf. cuadro 8.4)


y 2 Cor, Pablo había escrito otra carta. Por razones de claridad, designaremos a estas cartas posteriores con las letras C (la carta de la reprimenda) y D (la carta de reconciliación reflejada en 2 Cor 1-7). Pablo nos da unas claves adicionales sobre el problema y esta carta anterior:

2 Cor 1,15-17; 1,23-2,3: " 15Precisamente con esta confianza me proponía empezar por visitaros, para que os tocase un regalo doble: 16pensé ir a Macedonia pasando por Corinto, y de Macedonia volver de nuevo a Corinto, para que vosotros me preparaseis el viajde a Judea. 17¿Será entonces que este propósito lo hice a la ligera?, o ¿hago mis planes con miras humanas, para dejar ambiguo el sí y el no? 23Por lo que a mí hace, séame Dios testigo y que me muera si miento; si aún no he vuelto a Corinto ha sido por consideración a vosotros. 24No es que vuestra fe esté en nuestra mano, pero somos cooperadores en vuestra alegría -de hecho en la fe os mantenéis firmes-. 21Y tomé la decisión de no ir de nuevo a causaros pena. 2Porque, si yo os causo pena, ¿quién me va a alegrar a mí? ¡Como no sea el que está pesaroso por causa mía!
             3Esto precisamente pretendía con mi carta: que, cuando fuera, no me causaran pena los que deberían darme alegría" (Traducción de la Nueva Biblia Española).

                  Podemos ahora ver, efectivamente, qué fue lo que ocurrió. Después de irse a Éfeso en el año 52, Pablo visitó Corinto. Describe esta visita como "una visita dolorosa" (2 Cor 2,1); posteriormente, escribió a los corintios una carta que les provocó aflicción (2,2). Es la misma carta de reprimenda (Carta C) mencionada en 2 Cor 7,8-9. Pablo había proyectado realizar otra visita a Corinto e incluso lo había mencionado en la Carta C como una especie de advertencia. Pero luego se echó atrás; dice que porque no quería tener otra experiencia dolorosa con ellos. Esta visita, que no llegó a hacerla, tuvo que planearla poco después de su excarcelación en Éfeso, puesto que dice que tenía la intención de ir a Corinto y después a Macedonia, para regresar de nuevo a Corinto y continuar hacia Jerusalén (2 Cor 1,16; cf. 2 Cor 8,1-4). Dado que también había proyectado visitar Filipos tras su excarcelación (Flp 2,23-24), es perfectamente posible que la Carta C a los Corintios fuera escrita justo antes de su encarcelación. En estos momentos se encuentra realizando la última visita a sus iglesias de Grecia, pero, debido a la incertidumbre de la situación en Corinto, ha seguido otra ruta, dirigiéndose a Macedonia en primer lugar. La secuencia completa de los sucesos sería la siguiente:

1. Primera visita de Pablo a Corinto (50-52 d.C).

2. Pablo viaja a Éfeso y escrite la Carta A a los Corintios (52-53).

3. Recibe una carta de Corinto y escribe la Carta B (1 Cor; 53-54).

4. Realiza una segunda visita a Corinto que resulta ser "dolorosa" (55).

5. Tras regresar a Éfeso, Pablo escribe la dolorosa carta de reprimenda a los corintios (Carta C), advirtiéndoles de que se encargará de ellos cuando los visite de nuevo; en esta época es encarcelado en Éfeso (55-56).

6. Pablo sale de la cárcel, se entera de la crisis gálata y decide partir de Éfeso tras escribir la dura carta de reprobación a los gálatas (57); envía a Timoteo y Tito para que le preparen su visita a otras iglesias.

7. Se dirige a Tróade, se encuentra con Timoteo y luego va a Filipos, donde finalmente se encuentra con Tito; aquí escribe la carta de reconciliación a los Corintios (Carta D) para preparar su visita a la ciudad (finales del 57 o comienzos del 58).

8. Proyecta dirigirse desde allí a Jerusalén con la colecta realizada y también escribe aquí la carta a los Romanos como preparación de una visita que llevaría a cabo tras terminar sus asuntos en Jerusalén.

El contexto de la carta a los Gálatas.



               Hace tiempo que los especialistas no se ponen de acuerdo sobre el contexto de esta carta [Cf. las conclusiones opuestas de S. Mitchell, "Galatia, Epistle to", Anchor Bible Dictionary, 5:872 (que acepta la hipótesis del norte). Aun así, la hipótesis del norte es la más aceptada. Entre los comentarios actuales, sólo el de F.F. Bruce (The Epistle to the Galatians, New International Greek Testament Comentary, Eerdmans,  Grand Rapids 1982, reimpresión 1988, pp. 14-18.55-56) sostiene la hipótesis del sur; coloca la carta antes que 1 Tesalonicenses e incluso propone una fecha anterior a la reunión de Jerusalén.]. Una vez más, el problema reside en cómo  reconciliar las cartas de Pablo con el relato de los Hechos. Cualquier conclusión depende de cómo interpretemos los elementos internos de la misma carta, que tiene un carácter altamente retórico. Hay un dato que parece claro. Los seguidores o discípulos a quienes Pablo escribe eran conversos gentiles a quienes otros misioneros de Jesús les estaban diciendo ahora que tenían que circuncidarse (4,21; 5,2-3; 6,12-15). Este dato de la situación favorece un poco más la hipótesis del norte, porque se nos dice claramente que Pablo había trabajado inicialmente con los seguidores judíos de las ciudades del sur (Hch 14,1.19; 16,1) y parece que no volvió a mantener contactos con ellos tras su desplazamiento hacia el Egeo. El hecho de que los conversos gálatas se hubieran encontrado tan posteriormente con esta exigencia de la circuncisión no encaja tan bien con el contexto social de las ciudades del sur. Por esta razón, nosotros seguiremos la hipótesis del norte.

             Aun así, no está clara la fecha de la carta. En 1 Cor 16,1-4 (fechada ca. 53-54; cf. cuadro 8.4),  



             Pablo menciona la orden que ya había dado a las iglesias de Galacia sobre la colecta para Jerusalén. En la carta a los Gálatas no hallamos ninguna referencia a esta colecta, por lo que debe ser anterior o posterior a esta orden, lo que, probablemente, significa que existía una carta a los Gálatas que se perdió. Por tanto, la carta podría haberse escrito en los años 50-51 desde Acaya (justo después de 1 Tes) o en los años 52-53 desde Éfeso (justo antes de 1 Cor). Los especialistas están más de acuerdo con la última fecha [La composición en Éfeso es asumida por la mayoría de los comentadores que aceptan la hipótesis del Norte.].

            También se ha sugerido que las instrucciones sobre la colecta para Jerusalén mencionadas en 1 Cor 16 representaban la fase anterior de las relaciones de Pablo con los gálatas. La crisis provocada por la circuncisión sobrevino posteriormente, casi al tiempo en que Pablo tuvo que hacer frente a la oposición en Corinto. A favor de esta perspectiva encontramos el hecho de las numersosas semejanzas de vocabulario, tono y temáticas que existen entre Gálatas y 2 Cor. Así, la carta a los Gálatas se escribiría justo antes o después de su encarcelamiento, mientras aún se encontraba en Éfeso. El estudio que sigue presupone esta última fecha, ca. 55-57 (cf. cuadro 8.9).


lunes, 28 de julio de 2014

Las iglesias de Galacia.

                     Pablo había fundado iglesias en la región de Galacia anteriormente, durante su misión egea, pero los especialistas no se ponen de acuerdo sobre cuál sería esta zona de Galacia y, por implicación, cuándo trabajó Pablo en ella. El problema reside en el mismo nombre de Galacia. Originariamente se refería a la región étnica o tribal de la meseta central de Turquía, en torno a Ancira. En el año 25 a.C. se unió esta zona a la región de Pisidia, en la parte central más hacia el sur de Turquía, y se convirtió en la provincia romana llamada Galacia. Según Hch 14, Pablo desarrolló su actividad en esta zona "sureña", en las importantes ciudades de Antioquía, Listra, Derbe e Iconio antes de la asamblea de Jerusalén; después de ésta, hizo una nueva parada allí (16,1-5). Sin embargo, Hechos nunca llama "Galacia" a esta región del sur; en su lugar dice que Pablo pasó por una zona más norteña, que denomina las "regiones de Frigia y Galacia", tras dejar muy pronto las ciudades sureñas en su camino hacia Tróade y Filipos (Hch 16,6; cf. 18,23). Por tanto, la cuestión es la siguiente: ¿se dirige la carta "a las iglesias de Galacia" a las ciudades del sur, que en Hechos se describen como destinatarias de una misión anterior de Pablo, o a la antigua región étnica de Galacia, en el norte, que Hechos describe como una parte anterior de su viaje hacia el Egeo? La "hipótesis del sur" favorece una datación más antigua, incluso anterior a 1 Tes, mientras que la "hipótesis del norte" sugiere una fecha posterior.

Éfeso (55-57 d.C): aumenta la oposición (Gálatas y 2 Corintios).

CARTA A LOS GÁLATAS.       

 2 CARTA A LOS CORINTIOS.  


           El tiempo que Pablo pasó en Éfeso fue conflictivo por otras razones. Concretamente, comenzó a encontrarse con otros misioneros del movimiento de Jesús que se estaban desplazando a su territorio. Probablemente, esta creciente oposición le condujo finalmente a tomar la decisión de dejar Asia y prepararse para misionar en otra región.

La carta a Filemón.

CARTA A FILEMÓN.             

             La carta a Filemón fue enviada a una iglesia-casa o iglesia doméstica que estaba localizada, probablemente, en Colosas, a unos doscientos ochenta y tres kilómetros al este de Éfeso. En la carta no se dice nada sobre el lugar; nuestra conjetura procede de los nombres parecidos que se encuentran en los saludos conclusivos de la carta a los Colosenses. Aunque no se encontraba en ninguna vía principal, Colosas era una de las ciudades que con Hierápolis y Laodicea formaba el triángulo de la fértil región interior de la provincia de Asia. Entre las cartas genuinamente paulinas, Filemón es altamente singular por su brevedad -de sólo una página, como la mayoría de las cartas escritas en papiro en aquel tiempo- y porque se dirige a un individuo en lugar de a una o más congregaciones. Acabó siendo colocada al final del corpus paulino del Nuevo Testamento porque, en parte, se pensaba que trataba más asuntos de orden práctico que teológico. En ella, Pablo da unos consejos al propietario de un esclavo llamado Filemón con respecto a la forma en que debía tratar a su esclavo Onésimo, a quien Pablo estaba mandando de vuelta. Tradicionalmente se ha pensado que Onésimo era un esclavo que se había escapado. Pablo interviene en favor de él escribiendo una especie de "salvoconducto" para garantizar su retorno.

             La investigación más reciente ha considerado la proximidad de Colosas a Éfeso como un elemento importante para comprender la situación de la carta (cf. cuadro 8.8).



             Pablo afirma claramente que está encarcelado (Flm 1), por lo que resulta mucho más probable que un esclavo huido se encontrara con él en las cercanías de Éfeso que en la lejana Roma. Pero actualmente son numerosos los especialistas que se preguntan si Onésimo era simplemente un prófugo o si tropezó casualmente con Pablo [Esta opinión tradicional se refleja aún en algunos comentarios, como el de P.T. O´Brien, Colossians and Philemon, Word Biblical Commentary 44, Word Books, Waco 1982, pp. 266-267; N. R. Petersen, Rediscovering Paul; Philemon and the Sociology of Paul´s Narrative World, Fortress, Filadelfia 1985, p. 264.]. Se han propuesto otras dos posibilidades.

            La primera, parte del reconocimiento de que Pablo ya conocía a Filemón y lo había bautizado personalmente; Filemón era el patrón de la iglesia doméstica (v.2). Puesto que Pablo había estado en casa de Filemón y pensaba que regresar de nuevo (v.22), podría haber conocido perfectamente al esclavo Onésimo como alguien a quien su dueño respetaba. Se sugiere, por tanto, que Onésimo había tenido problemas con Filemón (v.18) y quería que Pablo interviniera a su favor como intermediario. Estaba en juego la posibilidad de su liberación, puesto que, a no ser que enfadara al dueño, el esclavo doméstico esperaba conseguir su libertad con el tiempo [Este punto de vista fue propuesto por Peter lampe, "Keine -Sklavenflucht- des Onesimus", Zeitschrift für die neutestamentliche Wissenschaft 79 (1985) 135-137, y ha sido seguido recientemente por S. Scott Bartchy, "Philemon", Anchor Biblie Dictionary, 5:307-308; J. D. Dunn, The Epistles to the Colossians and Philemon, New International Greek Testament Commentary, Eerdmans, Grand Rapids 1996, pp. 301-304; y Osiek y Balch, Families in the New Testament World, pp. 174-177.]. Por tanto, Pablo estaría favoreciendo la recuperación de la buena posición de Onésimo para que siguiera adelante el proceso legal de la manumisión.

            La segunda sugiere que Onésimo había sido enviado por la iglesia doméstica a Éfeso para que entregara a Pablo alguna ayuda económica durante su prisión. Mientras se encontraba allí, Pablo decidió mantenerlo con él durante un cierto tiempo como ayudante, y este retraso provocó un problema en la relación con Filemón [Opinión de S. C. Winter, "Methodological Observations on a New Interpretacion of Paul´s Letter to Philemon", Union Seminary Quarterly Review 39 (1984) 203-212; "Paul´s Letter to Philemon", Novum Testamentum Supplement 33 (1987) 1-15.]. El modo en que Pablo se refiere el "servicio" que ONésimo le hacía en nombre de Filemón está a favor de esta tesis: "Habría querido retenerlo conmigo para que me sirviera en tu lugar (lit.., "en nombre tuyo") ahora qu estoy prisionero por el Evangelio, pero no he querido hacer nada sin contar contigo, para que tu buen proceder sea fruto de la libertad y no de la coacción" (Flm 13-14). En esta perspectiva, Pablo enviaría de regreso a Onésimo con la esperanza de que Filemón lo liberara y se lo remitiera de nuevo como ayudante para su misión.

            Si, efectivamente, la ocasión de que Onésimo visitara a Pablo fue la de servir como mensajero del patrón de la iglesia doméstica, Filemón, como parece altamente probable, entonces podemos, tal vez, comprender lo que ocurrió. Onésimo estaba realizando un "servicio" a Pablo muy parecido al que hizo Epafrodito en al carta a los Tesalonicenses [También, si "Epafras", mencionado en Flm 23 como "compañero de prisión" de Pablo, fuera una abreviatura o la forma familiar de Epafrodito, entonces podríamos decir que Filemón se escribió un poco antes que Filipenses. Se trata de una posibilidad sugerida por J. R. Harris, "Epaphroditus, Scribe and Courier", Expositor 8 (1898) 101-110. Según Col 4,12, Epafras era, en cambio, de Colosas; sin embargo, en este caso nos encontramos con el problema de la autenticidad de Colosenses.]. Mientras, en Éfeso, Pablo había bautizado también a Onésimo (v.10) y quería "retenerlo" para algún tipo de servicio permanente (vv.11-13) [R.F. Hock sostiene que fue ayudante de Pablo en su ancianidad: !A Support for His Old Age: Paul´s Plea on Behalf of Onesimus", en White y Yarbough (eds.), The SOcial World of the First Christians, pp. 67-81.]. El retraso de Onésimo, una vez finalizada la tarea encomendada, podría encontrarse tras la preocupación que Pablo manifiesta de que Filemón hubiera sido "perjudicado" (v.18) o se hubiera enfadado por ello.

             Al pedir a Filemón que volviera a admitir a Onésimo con un tipo de estatus nuevo, Pablo se apoya tanto en las obligaciones sociales del patronazgo como en sus propias habilidades retóricas. Incluso como amigo no podría ordenar a Filemón una cosa así, mucho menos como cliente y menos aún si Filemón hubiera sido "perjudicado", en cierto modo, por Onésimo o Pablo. En cambio, Pablo afirma "cárgalo en mi cuenta" (v.19). Puesto que había aceptado la hospitalidad y la ayuda económica de Filemón, especialmente mientras estaba en prisión, ahora afirma, en efecto: "Cancela la deuda de Onésimo por lo que me hubiera dado como tu cliente y colaborador". A continuación, al pedir a Filemón la deuda que tiene con quien le bautizó (vv.19-20), Pablo da la vuelta a la situación. Se trata de un tour de force retórico mediante el que Pablo afirma que es el "patrón espiritual" de Filemón. Al hacerlo, sitúa a Filemón y a Onésimo en pie de igualdad, al menos en el seno de la iglesia doméstica, puesto que Pablo había bautizado personalmente a los dos.

domingo, 29 de junio de 2014

El objetivo y la ocasión de la carta a los Filipenses.

             A pesar del tema dominante del compañerismo que recorre toda la carta, hay notas de discordia, especialmente en el vocabulario polémico de 3,2-4,3 [http://www.cartaalosfilipenses3.blogspot.com.es/]. Por esta razón, algunos especialistas han propuesto que la carta actual es una colocación de varias cartas fragmentarias que se unieron como un rompecabezas en el siglo II (cf. cuadro 8.7).




            Sin embargo, son más los especialistas que actualmente estarían de acuerdo en que la carta fue escrita tal como hoy la conocemos, aunque podría contener ciertas alusiones a cartas anteriores (3,1). La clave para entender su ocasión y objetivo se encuentra en la utilización consistente de los motivos de la amistad, especialmente tal como aparecen en la frase "tener un mismo sentir" (1,7; 2,2.5; 3,5.19; 4,1.10). El vocabulario de la amistad y la relación afectiva se utiliza para reflejar las relaciones que, desde hacía tiempo, Pablo mantenía con las congregaciones de Filipos (1,7); para exhortar a los filipenses a vivir armónicamente, evitando los intereses egoístas (2,1-4.14-18), siguiendo el modelo de la muerte desinteresada de Jesús (2,5-11); para describir los sufrimientos de Pablo y Epafrodito por Cristo y por los filipenses (2,17.25-30; 3,17-4,1); para animar a Evodia y Síntique a que resolvieran sus diferencias (4,2-3); y, finalmente, para describir los buenos sentimientos que los filipenses le mostraban con su ayuda económica mientras estaba encarcelado (4,10-20). Por estas razones, Filipenses puede denominarse una "carta amistosa de exhortación".

               No obstante, por debajo de todo este vocabulario afectivo y amistoso se oculta un problema de división y enemistad. Se pone de manifiesto en la polémica contra "los enemigos de Cristo" que se oponen a "tener los mismos sentimientos" en una unión con Pablo (3,15.18), y aparece claramente en el problema de las relaciones entre Evodia y Síntique. ¿Sugiere este dato que existía una diferencia de opinión entre dos iglesias domésticas lideradas por mujeres? Es posible. En esta perspectiva, deberíamos darnos cuenta también de que, al dar las gracias por el don recibido, Pablo añade un comentario contundente: "Me alegro mucho en el señor de que ya, por fin, haya revivido vuestra preocupación por mí; de hecho, ya estabais preocupados por mí, pero no habíais tenido la oportunidad de manifestarlo" (4,10) [La frase griega traducida por "preocupación" es la misma que en otra parte de la carta se traduce como "tener la misma mente".] Parece que se había producido un retraso en el envío de dinero a Pablo, que estaba en prisión. Si estos indicios reveladores de la existencia de una discordia están conectados entre sí, entonces es posible que hubiera un desacuerdo entre las congregaciones filipenses sobre si tenían que seguir ayudando a Pablo. Podemos sospechar que la situación de Epafrodito, quien, por enfermedad, se había retrasado en su regreso a Filipos (2,25-30), fue también un factor que contribuyó al problema. Sin embargo, al final ganaron los partidarios de ayudar a Pablo. Pablo envía ahora a Epafrodito de regreso a casa con la carta en la que les da las gracias y les anima a ver sus esfuerzos bajo una perspectiva positiva, en cuanto colaboradores suyos en la extensión del Evangelio.

              Podemos reconstruir del siguiente modo la secuencia de intercambios que condujeron a la carta que poseemos actualmente:

1. Tras la encarcelación de Pablo (en Éfeso) se avisó a Filipos (probablemente mediante una carta) [Es posible que esta carta anterior contuviese unas exhortaciones semejantes a las que hallamos en 3,2-4,1, que Pablo quiso repetir en la última ocasión. Cuadro 8.7 ].

2. Los filipenses, que desde hacía tiempo ayudaban económicamente a Pablo, responden a esta noticia enviando un "don" (monetario) junto con una carta de ánimo llevada por Epafrodito (Flp 2,25; 4,18).

3. Epafrodito enferma gravemente mientras visita a Pablo en Éfeso, por lo que el apóstol envía a Timoteo con una nota o una carta para informar a los filipenses. También les pide más dinero, persumiblemente para cuidar debidamente a Epafrodito.

4. Ante la petición de Pablo se origina una controversia en Filipos. Como resultado, los filipenses no envían más ayudas por el momento. La controversia podría haber girado, en cierto modo, en torno a si se debía o no seguir ayudando económicamente a Pablo, dados los problemas que tenía con la justicia.

5. Finalmente, el sector que estaba a favor de Pablo logra convencer a los filipenses para que le enviaran más ayuda/dinero (Flp 4,10-20). Timoteo regresa a Éfeso, pero con la mala nueva de la disensión provocada por su situación [El portador o emisario de varias de estas cartas habría sido Timoteo, especialmente la segunda "observación" respecto a la enfermedad de Epafrodito; cf. Flp 2,19-23.

6. Pablo escribe entonces la carta a los Filipenses (tal como la conocemos actualmente) como una nota de acción de gracias y para lograr una cierta reconciliación entre él y las partes en conflicto de Filipos. Ya curado, Epafrodito les lleva la carta (Flp 2,25-30).

7. El mismo Pablo espera abandonar la prisión muy pronto (2,23) y piensa visitar de nuevo la ciudad de Filipos (cf. Flm 22). Enviará por delante a Timoteo para que anuncie su llegada (Flp 2,24).

               Por consiguiente, la carta a los Filipenses, tal como hoy la conocemos, es realmente el final de un largo proceso de comunicación que incluye dos cartas anteriores escritas por Pablo y otras dos escritas por los filipenses. También vierte una luz importante sobre las relaciones económicas que Pablo mantenía con sus congregaciones, que funcionaban como su patrón y promotor. Pablo salió finalmente de prisión y fue a Filipos. Su última carta a los corintios la escribió desde aquí (cf. 2 Cor 1,8-11; 2,12-23; 8,1-4). Parece, por tanto, que esta carta amistosa de exhortación y reconciliación, como colaboradores en Cristo, logró su éxito.


El contexto de la carta a los Filipenses.

               Pablo había creado en Filipos una serie de iglesias domésticas la primera vez que pisó suelo griego en los años 49-50 d.C., antes de dirigirse a Tesalónica. También menciona la oposición que encontró allí y que le obligó a partir (1 Tes 2,2) [Hch 16,18-28 nos cuenta la noche pasada en prisión por haber exorcizado a una chica con poderes oraculares del espíritu mántico; sin embargo, el relato de Hch 16 no encaja con el dato histórico de Filipenses. Por ejemplo, ninguno de los convertidos mencionados en Hch 16 (Lidia, que se dedicaba al comercio de la púrpura, y el carcelero) aparecen en las referencias o saludos que Pablo hace en la carta]. Hasta que no leemos esta carta posterior no nos damos cuenta de que Pablo había mantenido una sólida relación con ellos desde entonces. Es probable que les hubiera escrito otras cartas anteriormente y que les hubiera visitado de nuevo, por lo que Filipos seguiría siendo su centro en Macedonia para las actividades misioneras realizadas durante la última etapa de su período egeo [Que la visitó de nuevo nos es sugerido por la secuencia del movimiento que aparece reflejada en 2 Corintios, que analizaremos posteriormente. Al menos una parte de 2 Corintios la escribió desde Filipos]. En la carta encontramos también ciertas indicaciones sobre estas relaciones anteriores, en primer lugar en la sección de acción de gracias (Flp 1,3-11[CARTA A LOS FILIPENSES. 1,1-11]), donde Pablo subraya su "colaboración" (en griego, koinonia), que también puede traducirse por "compañerismo", "corresponsabilidad" o "comunión" [Cf. 1 Cor 10,16, donde la misma palabra se traduce por "comunión" , "participación", "compartir", o Gal 2,9 en donde se traduce como "nos dieron la mano en señal de camaradería".], señala un importante tema de la carta (CUADRO 8.6).



               Casi al final de la carta (4,10-20 [V. RECOMENDACIONES FINALES Y AGRADECIMIENTO. 4,2-2...]) también se nos habla del constante apoyo económico que los filipenses dieron a Pablo para su actividad misionera. Es digno de tener en cuenta que Pablo utilice dos veces la formas verbales de esta misma palabra, koinonia, traducido por "compartir", para referirse al apoyo económico recibido:

Flp 4,10-18: "10El Señor me dio mucha alegría, porque ahora podéis por fin expresar de nuevo vuestro interés por mí, pues, aunque lo sentíais, os faltaban ocasiones. 11No penséis que lo digo porque ando escaso, pues yo he aprendido a arreglarme en toda circunstancia: 12sé vivir con estrechez y sé tener abundancia; ninguna situación tiene secretos para mí, ni estar harto, ni pasar hambre, ni tener sobra, ni pasar falta; 13para todo me siento con fuerzas, gracias al que me robustece. 14Con todo, me habéis hecho un favor al tomar como vuestra mi dificultad.
15Vosotros los filipenses sabéis además que desde que salí de Macedonia y empecé la misión, ninguna iglesia, aparte de vosotros, se hizo cargo de saldar mi debe y haber. 16Ya a Tesalónica me mandasteis más de una vez un subsidio para aliviar mi necesidad; 17no es que yo busque el regalo, busco que los intereses se acumulen en vuestra cuenta.
18Éste es mi recibo por todo: tengo de sobra, he quedado bien provisto al recibir lo que mandáis con Epafrodito: es un incienso perfumado, un sacrificio aceptable que agrada a Dios.
"

                 Tal como muestra este pasaje, al menos uno de los objetivos principales de esta carta era dar gracias por el don recibido de los filipenses. Lo más probable es que la ocaión fuera el encarcelamiento de Pablo. El encarcelamiento romano era, en general, temporal, mientras el acusado esperaba la audiencia ante el magistrado o un juicio, y raramente se utilizaba como un castigo de larga duración. A quienes se les declaraba culpables de delitos graves o no podían pagar las multas impuestas se les sentenciaba con el exilio o la muerte. Quienes se hallaban en prisión carecían de toda comodidad. La situación pasaba mucho mejor si se tenían medios o amigos que suministraban las necesidades básicas, incluyendo la comida. Pablo había pedido ayuda mientras estaba en la cárcel. Su situación tuvo que haber originado una gran preocupación, pero también cierto conflicto.