martes, 29 de julio de 2014

Las cartas posteriores a Corinto.

1ª CARTA A LOS CORINTIOS.              

               En torno a los años 57 o 58, tras haber salido de la cárcel, Pablo decidió dejar Éfeso para siempre. Al parecer, los problemas con la justicia más la oposición creciente de los otros misioneros le llevaron a pensar que poco más podía hacer allí. Ésta es la situación que se refleja al comienzo de 2 Cor, cuando se refiere a "las tribulaciones que hemos pasado en Asia" ( 1,8-9). De Éfeso se fue a Tróade, donde esperaba encontrarse con Tito, quien se había marchado a una de las otras iglesias (2,12). Al no encontrarlo allí, Pablo se fue a Macedonia, probablemente de regreso a Filipos (2,13). Aún no tenía noticias de Tito; Pablo lo esperaba con ansiedad y temor (7,5). Finalmente, llegó Tito (7,6). Resultaba que había estado en Corinto y regresaba con buenas noticias para Pablo:

2 Cor 7,7-9: " 7y no sólo con su llegada, sino también con los ánimos que traía por causa vuestra; me habló de vuestra añoranza, de vuestras lágrimas, de vuestro interés por mí, y esto me alegró todavía más.
            8Por eso, aunque os causé pena con mi carta, no lo siento; antes lo sentía, viendo que aquella carta os dolió, aunque fue por poco tiempo; 9pero ahora me alegro, no de que sintierais pesar, sino de que ese pesar produjese enmienda. Vuestro pesar fue realmente como Dios manda, de modo que no salisteis perdiendo nada por causa mía. (Traducción de la Nueva Biblia Española)".

             Esta sucesión de acontecimientos nos aporta cierta información sobre las últimas etapas de la misión de Pablo por el Egeo. Anteriormente, se había producido algún fracaso en la relación de Pablo con los corintios. De haber durado bastante tiempo, Pablo aún lo tendría en mente cuando debió hacer frente al otro revés que sufrió en Éfeso, es decir, su encarcelamiento y la crisis gálata. Pablo había mandado a Corinto una carta con una reprimenda que les había provocado dolor y tristeza, pero Tito le informó de que estaban arrepentidos y querían verle de nuevo. Pablo se tranquilizó y escribió la carta que llamamos 2 Cor para hacer las paces con ellos.

           Pero, ¿dónde está la otra carta, es decir, la que les provocó tristeza y arrepentimiento? ¿Qué pasó con ella? Aunque 1 Cor es dura en ocasiones, no responde a este tipo de reprimenda. Parece, por tanto, que entre 1 Cor (Carta B; cf. cuadro 8.4)


y 2 Cor, Pablo había escrito otra carta. Por razones de claridad, designaremos a estas cartas posteriores con las letras C (la carta de la reprimenda) y D (la carta de reconciliación reflejada en 2 Cor 1-7). Pablo nos da unas claves adicionales sobre el problema y esta carta anterior:

2 Cor 1,15-17; 1,23-2,3: " 15Precisamente con esta confianza me proponía empezar por visitaros, para que os tocase un regalo doble: 16pensé ir a Macedonia pasando por Corinto, y de Macedonia volver de nuevo a Corinto, para que vosotros me preparaseis el viajde a Judea. 17¿Será entonces que este propósito lo hice a la ligera?, o ¿hago mis planes con miras humanas, para dejar ambiguo el sí y el no? 23Por lo que a mí hace, séame Dios testigo y que me muera si miento; si aún no he vuelto a Corinto ha sido por consideración a vosotros. 24No es que vuestra fe esté en nuestra mano, pero somos cooperadores en vuestra alegría -de hecho en la fe os mantenéis firmes-. 21Y tomé la decisión de no ir de nuevo a causaros pena. 2Porque, si yo os causo pena, ¿quién me va a alegrar a mí? ¡Como no sea el que está pesaroso por causa mía!
             3Esto precisamente pretendía con mi carta: que, cuando fuera, no me causaran pena los que deberían darme alegría" (Traducción de la Nueva Biblia Española).

                  Podemos ahora ver, efectivamente, qué fue lo que ocurrió. Después de irse a Éfeso en el año 52, Pablo visitó Corinto. Describe esta visita como "una visita dolorosa" (2 Cor 2,1); posteriormente, escribió a los corintios una carta que les provocó aflicción (2,2). Es la misma carta de reprimenda (Carta C) mencionada en 2 Cor 7,8-9. Pablo había proyectado realizar otra visita a Corinto e incluso lo había mencionado en la Carta C como una especie de advertencia. Pero luego se echó atrás; dice que porque no quería tener otra experiencia dolorosa con ellos. Esta visita, que no llegó a hacerla, tuvo que planearla poco después de su excarcelación en Éfeso, puesto que dice que tenía la intención de ir a Corinto y después a Macedonia, para regresar de nuevo a Corinto y continuar hacia Jerusalén (2 Cor 1,16; cf. 2 Cor 8,1-4). Dado que también había proyectado visitar Filipos tras su excarcelación (Flp 2,23-24), es perfectamente posible que la Carta C a los Corintios fuera escrita justo antes de su encarcelación. En estos momentos se encuentra realizando la última visita a sus iglesias de Grecia, pero, debido a la incertidumbre de la situación en Corinto, ha seguido otra ruta, dirigiéndose a Macedonia en primer lugar. La secuencia completa de los sucesos sería la siguiente:

1. Primera visita de Pablo a Corinto (50-52 d.C).

2. Pablo viaja a Éfeso y escrite la Carta A a los Corintios (52-53).

3. Recibe una carta de Corinto y escribe la Carta B (1 Cor; 53-54).

4. Realiza una segunda visita a Corinto que resulta ser "dolorosa" (55).

5. Tras regresar a Éfeso, Pablo escribe la dolorosa carta de reprimenda a los corintios (Carta C), advirtiéndoles de que se encargará de ellos cuando los visite de nuevo; en esta época es encarcelado en Éfeso (55-56).

6. Pablo sale de la cárcel, se entera de la crisis gálata y decide partir de Éfeso tras escribir la dura carta de reprobación a los gálatas (57); envía a Timoteo y Tito para que le preparen su visita a otras iglesias.

7. Se dirige a Tróade, se encuentra con Timoteo y luego va a Filipos, donde finalmente se encuentra con Tito; aquí escribe la carta de reconciliación a los Corintios (Carta D) para preparar su visita a la ciudad (finales del 57 o comienzos del 58).

8. Proyecta dirigirse desde allí a Jerusalén con la colecta realizada y también escribe aquí la carta a los Romanos como preparación de una visita que llevaría a cabo tras terminar sus asuntos en Jerusalén.

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