Pero ¿de dónde sacaron los miembros estas ideas de "superioridad espiritual" que se reflejan en eslóganes tales como "Todo me es permitido" (6,12-13; 10,23-24) y "Todos tenemos conocimiento" (8,1)? Probablemente de la misma predicación de Pablo, y ésta es la razón por la que estaba tan preocupado por sacarlos del error de la interpretación que habían hecho de su mensaje y su intención. Tal vez, la indicación más clara del problema subyacente es el caso del "hombre que se comportaba inmoralmente":
1 Cor 5,1-2: [ 1Se oye hablar entre nosotros, como si nada, de un caso de
inmoralidad, y una inmoralidad tal que no se da ni entre los paganos:
uno que vive con su madrastra.
2¡Y vosotros seguís engreídos en lugar de poneros de luto y echar de vuestro grupo al que ha cometido eso!]
La situación parece ser la de un hombre de una de las congregaciones corintias del que se sabía que tenía relaciones sexuales con su madrastra. El problema no reside para Pablo solamente en el acto sexual en sí mismo, sino también en la actitud del hombre y en la de los miembros de la congregación que parecen aprobar este comportamiento: "Y vosotros [plural] estáis orgullosos" (5,2). Según parece, eran de la opinión de que el estar "en Cristo" les permitía tal comportamiento.
Tras este problema parece encontrarse la idea de que algunos corintios pensaban que habían superado los límites comunes de la sociedad humana al entrar en un ámbito de existencia, "en Cristo", en el sentido de que, puesto que se habían hecho seguidores de Jesús, se habían convertido en seres espiritualmente superiores. A esta idea se le denomina habitualmente "escatología realizada". Este término significa que la transformación escatológica no es una futura esperanza inminente, sino una realidad ya presente. Pablo se opone aseverando que la muerte y resurrección de Jesús (15,3-7) es la prueba de que no sólo puede acontecer, sino de que tiene que ocurrir para que los seres mortales obtengan la inmortalidad (15,20-50). La extensión e intensidad de la argumentación sobre la resurrección (15,1-58) sugiere que Pablo la considera como el fundamento para tratar otras muchas cuestiones relativas a la superioridad espiritual.
Es perfectamente posible que incluso estos problemas relativos a la resurrección fueran provocados por Pablo o, al menos, por una incorrecta interpretación de su discurso, especialmente el utilizado en conexión con el bautismo. Este término procede del griego común y significa "baño", pero tiene el sentido de un lavatorio ritual para la purificación. Sin embargo, en la teología de Pablo parece que adquirió un nuevo significado adicional para sus conversos gentiles, puesto que se interpretó como un sustituto de la circuncisión. No está claro dónde o cuándo se originó esta idea, pero es probable que fuera uno de los puntos de desacuerdo entre Pablo y el "partido de la circuncisión" en Antioquía [Con estas palabras, Pablo podría haber argumentado diciendo: "En efecto, aún exijo la circuncisión" -con el sentido de bautismo- a los gentiles que se nos unen"; sin embargo, los seguidores judíos más tradicionales del movimiento de Jesús le habrían replicado: "Pero no lo suficiente".] Aunque no aparece explícitamente esta idea en 1 Corintios, sí se encuentra reflejada en algunos argumentos paulinos antiguos que vinculan el bautismo como circuncisión con la muerte y resurrección de Jesús (cf. Col 2,11-12; 3,9-11) [http://www.cartaaloscolosenses.blogspot.com.es/] [Puesto que Colosenses es una de las cartas "disputadas" de Pablo, la estudiaremos más adelante; sin embargo, la mayoría reconoce que el vocabulario de estos versículos posee un carácter bantante antiguo].
El bautismo se realizaba estando la persona desnuda: el iniciado se desnudaba, se sumergía en el agua, salía y se volvía a vestir. Como Wayne Meeks ha mostrado, el acto de quitarse y volverse a poner la ropa en el ritual del bautismo se interpretaba como el símbolo de desprenderse del cuerpo viejo para colocarse uno nuevo a "imagen del creador", en referencia a Gn 1,26 [W. A. Meeks, The First Urban Christians: The Social World of the Apostle Paul, Yale University Press, New Haven 1983, pp. 150-157.] A su vez, a estas acciones les acompañaba una recitación ritual: "Pues todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo habéis sido revestidos. Ya no hay distinción entre judío y no judío, entre esclavo o libre, entre varón o mujer, porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús" (Gál 3,27-28) [Mi propia traducción. Que se trata de una fórmula litúrgica es sugerido por la repetición de los pares de opuestos: judío/griego, esclavo/libre, hombre/mujer. Al menos dos de estos tres pares aparecen en un orden semejante en cada uno de los tres casos donde se repite esta fórmula (Gál 3,28; Col 3,11; 1 Cor 12,13), y en cada uno de ellos nos encontramos al final con una frase generalizadora].
Llamada actualmente fórmula de reunificación bautismal, ésta subraya el hecho de que en el bautismo se regresa al estado de la creación, como en Gn 1,26, cuando toda la humanidad estaba unificada. Que los corintios también conocían esta fórmula se ve confirmado por la alusión que hace Pablo en 1 Cor 12,12-13 en el contexto del debate sobre los dones espirituales como signos de superioridad. Entre otras implicaciones, este simbolismo debe haber sido muy interesante para las mujeres y los esclavos. Para terminar, Pablo sostiene que la discordia producida por la disputa sobre los marcadores del estatus simbólico, tal como vemos en relación con la cena del Señor (11,23-24) y otros problemas en 1 Cor, era totalmente contraria al ser "uno en Cristo" (Gál 3,28; cf. 1 Cor 12,13) en cuanto realidad presente como también en cuanto anticipación de la renovación escatológica venidera.
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