Por estas mismas razones, hemos de considerar como una elaboración legendaria el relato de los Hechos sobre la luz cegadora en el camino de Damisco. No obstante, Pablo tuvo algún tipo de experiencia visionaria de Jesús resucitado, y, sin lugar a dudas, fue este suceso el que hizo que se convirtiera en seguidor del movimiento. Pablo alude a esta experiencia en dos de sus cartas, Gálatas y 1 Corintios.
Gál 1,15-16.
15Y cuando aquel que me escogió desde el seno de mi madre y me
llamó por su gracia se dignó 16revelarme a su Hjo para que yo lo
anunciara a los paganos, no consulté con nadie de carne y hueso ni
tampoco[Traducción de la Nueva Biblia Española.]
1 Cor 15,5-9.
5que se apareció a Pedro y más tarde a los Doce. 6Después se
apareció a más de quinientos hermanos a la vez: la mayor parte viven
todavía, aunque algunos han muerto. 7Después se le apareció a Santiago,
luego a los apóstoles todos.
8Por último se me apareció también a mí, como al nacido a destiempo. 9Es que yo soy el menor de los apóstoles; yo, que no merezco el nombre de apóstol, porque perseguía a la Iglesia. [Traducción de la Nueva Biblia Española.]
8Por último se me apareció también a mí, como al nacido a destiempo. 9Es que yo soy el menor de los apóstoles; yo, que no merezco el nombre de apóstol, porque perseguía a la Iglesia. [Traducción de la Nueva Biblia Española.]
Los términos que Pablo utiliza en estos textos para referirse a la naturaleza de su experiencia son importantes. En Gálatas usa el verbo "revelar" (en griego apokalysai), que procede del sustantivo "apocalipsis" o "revelación". A la luz de su contundente afirmación de que "no pidió consejo a hombre alguno", podemos interpretar esta experiencia como una visión apocalíptica de algún tipo. En 1 Corintios utiliza el término "apareció" (opthe), que es más genérico; sin embargo, emplea la idéntica forma verbal en los versículos precedentes para describir las apariciones de Jesús resucitado a Pedro, Santiago y los quinientos. Se recordará que éste es el mismo pasaje que hemos comentado anteriormente...
... en el que Pablo repite la tradición oral más antigua sobre Jesús. Por tanto, a partir de este contexto, el uso de la palabra "aparecer" debe tener el sentido de una "epifanía" o una visión de Jesús resucitado [El mismo término se utiliza en este sentido en la versión de los LXX de Jue 13,3, donde encontramos una aparición angélica; cf. Nm 14,3.15. Pablo emplea estas dos mismas palabras combinándolas en 2 Cor 12,1; cf. infra.].
Desafortunadamente, no nos dice nada más, y algunos autores han recurrido a injustificadas explicaciones de tipo psíquico. Ahora bien, estas explicaciones no son necesarias. Pablo indica que estaba perfectamente habituado a este tipo de visiones reveladoras, en sintonía con el ambiente apocalíptico y mágico del que procedía. Así, por ejemplo, cuando fue a Jerusalén por segunda vez para tratar del asunto de los gentiles con Pedro y Santiago, dice que subió "movido por una revelación" (Gál 2,2). En otro lugar afirma que había tenido "visiones/apariciones y revelaciones" (2 Cor 12,1), tras lo cual describe una de estas experiencias en la que fue "llevado hasta el tercer cielo" y vio el paraíso (2 Cor 12,2-5),. Esta última descripción es muy afin a la tradición apocalíptica judía de las ascensiones y visiones celestiales [J.D. Tabor, Things Unutterable: Paul´s Ascent to Paradise in Its Greco-Roman, Judaic, and Early Christian Contexts, University Press of America, Lanham (MD), p. 1986; M. Himmelfarb, Ascent to Heaven in Jewish and Christian Apocaliypses, Oxford University Press, Nueva York 1993, pp. 107-110. Cf., también, el capítulo 4. Puesto que Pablo introduce esta información diciendo "hasta catorce años", se ha identificado erróneamente esta visión con su conversión. Más bien, parece tratarse de dos sucesos totalmente diferentes].
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