La cuestión de cómo llegó Pablo a convertirse en un seguidor del movimiento de Jesús ha inspirado innumerables obras de arte y múltiples ideas sobre cómo tendría que ser una auténtica conversión. En Hechos encontramos tres relatos diferentes, que incrementan su carácter dramático e importancia. El primero y más extenso se encuentra, en forma de narración de lo acaecido, en Hch 9,1-31 [1-30., el perseguidor por antonomasia. Hch 9, Hechos de los Apóstoles. Saulo. Crisis de Saulo]. Luego, en los capítulos posteriores, se hace que Pablo repita nuevamente el episodio, una vez durante su arresto en Jerusalén (Hch 22,6-21 [21.., 37-22, Hechos de los Apóstoles. Primera Apología y testimonio de Pablo ante el pueblo judío. Hch 21]) y, después, en Cesearea, durante el juicio ante el gobernador Festo y el tetrarca judío Agripa II (26,12-20). En estas dos ocasiones, el relato forma parte del discurso de Pablo. Aunque existen algunas discrepancias inexplicables incluso entre los tres relatos, la historia básica es la siguiente:
Pablo (que entonces se llamaba Saulo) se había convertido en un terrible enemigo de los primeros seguidores de Jesús en Jerusalén. Había obtenido la autorización de los dirigentes judíos de Jerusalén para ir a Damasco y arrestar a los seguidores de Jesús de allí. Mientras iba de camino tuvo la experiencia de una luz cegadora y oyó una voz del cielo que, en seguida, se identificó como "Jesús, a quien tú persigues" (Hch 9,5; 22,8; 26,15). Ciego y conducido hasta Damasco por sus compañeros, Pablo se encontró con un hombre llamado Ananías, que era seguidor de Jesús, a quien se le había ordenado en una visión que fuera atender a Pablo. Como consecuencia de su atención y de su enseñanza, Pablo se bautizó y se transformó en un defensor de Jesús, con el mismo celo que antes había mostrado en su contra.
A partir de esta versión más tardía que encontramos en Hechos se ha denominado "conversión" a la experiencia de Pablo. De perseguidor de la fe pasó a ser su más ardiente y eficaz defensor gracias a la visión que tuvo de Jesús resucitado. De acuerdo con esta versión, Pablo aparece destacadamente como el "primer cristiano" o, al menos, el "converso" más importante, porque a continuación viene a personificar la experiencia de los conversos gentiles al mismo tiempo que forja una forma del movimiento predominantemente no judía. De este modo, se convierte en el héroe de la segunda parte de Hechos.
El propio relato que hace Pablo de su experiencia es menos dramático y, desgraciadamente, muy parco en detalles. No obstante, nos da una información importante sobre su piedad judía anterior a la conversión y sobre lo que pensaba que había ocurrido en el proceso. Algunos aspectos de su descripción tienen un fuerte parecido con el relato de Hechos, pero hay otros que no.
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