jueves, 2 de enero de 2014

Una secta judía y su contexto social.

                     En este cuadro, sin embargo, encontramos algunas variaciones. Mt 10 [., - ,
- , , , ] habla de una misión exclusivamente judía en una cultura semirrural. Tanto Mateo como Marcos ubican las apariciones de Jesús resucitado exclusivamente en Galilea, donde había desarrollado la mayor parte de su ministerio (Mc 16,7 [, ]; Mt 28,6.16 [, - ., ]). En contraste, el libro de los Hechos se centra en lugares urbanos, comenzando por Jerusalén, y todas las apariciones del Resucitado, en Lucas y Hechos, tienen lugar en la misma Jerusalén o en su entorno (Lc 24,13.33.47.50-52 []; Hch 1,4.8.12 []; 2,1-5 []). Es perfectamente plausible que hubiera más de un único lugar en el que el movimiento germinó.

                   Comprendemos mejor la forma más antigua del movimiento de Jesús si lo caracterizamos como una secta apocalíptica judía; sin embargo, los datos que hemos analizado indican la existencia de una enorme diversidad, pues cada célula local experimentó el éxito o el fracaso de diferentes modos. Por tanto, encontramos una clave en lo que podríamos denominar la localización o contexto social de cada grupo, una clave que podría ayudarnos a comprender por qué existen sutiles diferencias en las fuentes cristianas primitivas. Mientras que la secta emergente de Jesús permaneció exclusivamente dentro del ámbito de la cultura judía de Palestinas, su mensaje y propuesta se configuraon según este horizonte cultural, aun cuando podría haber estado en desacuerdo con el sistema religioso oficial u otros grupos sectarios. Al igual que los esenios o los fariseos, sus miembros cuestionarían las formas adecuadas de la piedad judía y los objetivos de una reforma social, pero esto no significaba una denuncia radical del judaísmo.

                 En poco tiempo, el movimiento de Jesús se había desarrollado en diferentes lugares, y en algunos casos se comenzó a explorar el campo de los contactos con personas que no eran judías. Como John Gager sostiene, es muy posible que este proceso fuera provocado por el fracaso en convencer a otros judíos [John Gager, Kingdom and Community: The Social World of the Early Christians, Prentice Hall, Englewood Cliffs 1975, p. 16-49]. Incluso el evangelio de Mateo, que tanto subraya la identidad exclusivamente judía (Mt 10,5.23 [, ], concluye con el encargo "haced discípulos de todas las naciones" (Mt 28,18-20 [., ]). La primitiva difusión del movimiento fue una consecuencia de los nuevos impulsos y experiencias que se produjeron en diversas circunstancias sociales [L. MIchael White, "Christianity: Early Social Life and Organization", Anchor Bible Dictionary, 1:927-929]. Finalmente, sabemos que algunos miembros del movimiento comenzaron a trabajar cada vez más entre los judíos grecoparlantes de la diáspora, en ciduades como Antioquía. A la larga, este movimiento principalmente gentil se convertiría en lo que conocemos como cristianismo.

              Los cambios de contexto social también afectarían al ethos y el carácter de estos grupos. En este aspecto son frecuentemente engañosos los usos tradicionales que se hacen de los términos secta o culto. Necesitamos un modo de describir el movimiento primitivo de Jesús ( o movimientos) que refleje con precisión el contexto cultural en el que surgió, como también el contexto cultural en el que acabaría desarrollándose.

             El movimiento primitivo de Jesús puede comprenderse como una secta judía en sus comienzos, es decir, un movimiento de regeneración separatista dentro de la cultura dominante del judaísmo palestinense. En cuanto tal, sus seguidores compartían un conjunto básico de valores y creencias y una visión del mundo con otros judíos, aun cuando pudieran haber polemizado sobre aslgunos aspectos fundamentales. Por otra parte, cuando el movimiento se introdujo en una cultura que no era predominantemente judía, es decir, una cultura "pagana", apareció como otro fenómeno o un culto extranjero. En este sentido, el nuevo culto tendió a llevar a cabo una síntesis entre él mismo y la visión del mundo extranjera de la cultura anfitriona, intentando convencer, al mismo tiempo, a los recientes vecinos de que el nuevo mensaje que traía era totalmente valioso y beneficioso.

             El evangelio de Mateo reflejaría el ethos de una sect jesuana palestinense unas décadas después de la primera revuelta; este grupo comenzaba a afrontar las nuevas tensiones con su cultura dominante judía. Pablo, por otra parte, refleja la experiencia de quienes insertaban un mensaje esencialmente judío en una cultura no judía en un período brevemente anterior al momento en que se iniciaría la grave ruptura con el judaísmo. Por tanto, podemos considerar a Pablo como un sectario judío con respecto a otros judíos (e incluso con respecto a otros seguidores de Jesús), al tiempo que aparecía como el representante de un culto extranjero ante los destinatariios no judíos de grandes ciudades como Éfeso y Corinto. Así pues, existe una considerable evidencia de que hubo experiencias diferentes en el seno del movimiento emergente, un desplazamiento progresivo en el ethos, la ubicación social y los horizontes culturales, así como diferentes formas de desarrollo social y organizativo.

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