domingo, 29 de junio de 2014

El objetivo y la ocasión de la carta a los Filipenses.

             A pesar del tema dominante del compañerismo que recorre toda la carta, hay notas de discordia, especialmente en el vocabulario polémico de 3,2-4,3 [http://www.cartaalosfilipenses3.blogspot.com.es/]. Por esta razón, algunos especialistas han propuesto que la carta actual es una colocación de varias cartas fragmentarias que se unieron como un rompecabezas en el siglo II (cf. cuadro 8.7).




            Sin embargo, son más los especialistas que actualmente estarían de acuerdo en que la carta fue escrita tal como hoy la conocemos, aunque podría contener ciertas alusiones a cartas anteriores (3,1). La clave para entender su ocasión y objetivo se encuentra en la utilización consistente de los motivos de la amistad, especialmente tal como aparecen en la frase "tener un mismo sentir" (1,7; 2,2.5; 3,5.19; 4,1.10). El vocabulario de la amistad y la relación afectiva se utiliza para reflejar las relaciones que, desde hacía tiempo, Pablo mantenía con las congregaciones de Filipos (1,7); para exhortar a los filipenses a vivir armónicamente, evitando los intereses egoístas (2,1-4.14-18), siguiendo el modelo de la muerte desinteresada de Jesús (2,5-11); para describir los sufrimientos de Pablo y Epafrodito por Cristo y por los filipenses (2,17.25-30; 3,17-4,1); para animar a Evodia y Síntique a que resolvieran sus diferencias (4,2-3); y, finalmente, para describir los buenos sentimientos que los filipenses le mostraban con su ayuda económica mientras estaba encarcelado (4,10-20). Por estas razones, Filipenses puede denominarse una "carta amistosa de exhortación".

               No obstante, por debajo de todo este vocabulario afectivo y amistoso se oculta un problema de división y enemistad. Se pone de manifiesto en la polémica contra "los enemigos de Cristo" que se oponen a "tener los mismos sentimientos" en una unión con Pablo (3,15.18), y aparece claramente en el problema de las relaciones entre Evodia y Síntique. ¿Sugiere este dato que existía una diferencia de opinión entre dos iglesias domésticas lideradas por mujeres? Es posible. En esta perspectiva, deberíamos darnos cuenta también de que, al dar las gracias por el don recibido, Pablo añade un comentario contundente: "Me alegro mucho en el señor de que ya, por fin, haya revivido vuestra preocupación por mí; de hecho, ya estabais preocupados por mí, pero no habíais tenido la oportunidad de manifestarlo" (4,10) [La frase griega traducida por "preocupación" es la misma que en otra parte de la carta se traduce como "tener la misma mente".] Parece que se había producido un retraso en el envío de dinero a Pablo, que estaba en prisión. Si estos indicios reveladores de la existencia de una discordia están conectados entre sí, entonces es posible que hubiera un desacuerdo entre las congregaciones filipenses sobre si tenían que seguir ayudando a Pablo. Podemos sospechar que la situación de Epafrodito, quien, por enfermedad, se había retrasado en su regreso a Filipos (2,25-30), fue también un factor que contribuyó al problema. Sin embargo, al final ganaron los partidarios de ayudar a Pablo. Pablo envía ahora a Epafrodito de regreso a casa con la carta en la que les da las gracias y les anima a ver sus esfuerzos bajo una perspectiva positiva, en cuanto colaboradores suyos en la extensión del Evangelio.

              Podemos reconstruir del siguiente modo la secuencia de intercambios que condujeron a la carta que poseemos actualmente:

1. Tras la encarcelación de Pablo (en Éfeso) se avisó a Filipos (probablemente mediante una carta) [Es posible que esta carta anterior contuviese unas exhortaciones semejantes a las que hallamos en 3,2-4,1, que Pablo quiso repetir en la última ocasión. Cuadro 8.7 ].

2. Los filipenses, que desde hacía tiempo ayudaban económicamente a Pablo, responden a esta noticia enviando un "don" (monetario) junto con una carta de ánimo llevada por Epafrodito (Flp 2,25; 4,18).

3. Epafrodito enferma gravemente mientras visita a Pablo en Éfeso, por lo que el apóstol envía a Timoteo con una nota o una carta para informar a los filipenses. También les pide más dinero, persumiblemente para cuidar debidamente a Epafrodito.

4. Ante la petición de Pablo se origina una controversia en Filipos. Como resultado, los filipenses no envían más ayudas por el momento. La controversia podría haber girado, en cierto modo, en torno a si se debía o no seguir ayudando económicamente a Pablo, dados los problemas que tenía con la justicia.

5. Finalmente, el sector que estaba a favor de Pablo logra convencer a los filipenses para que le enviaran más ayuda/dinero (Flp 4,10-20). Timoteo regresa a Éfeso, pero con la mala nueva de la disensión provocada por su situación [El portador o emisario de varias de estas cartas habría sido Timoteo, especialmente la segunda "observación" respecto a la enfermedad de Epafrodito; cf. Flp 2,19-23.

6. Pablo escribe entonces la carta a los Filipenses (tal como la conocemos actualmente) como una nota de acción de gracias y para lograr una cierta reconciliación entre él y las partes en conflicto de Filipos. Ya curado, Epafrodito les lleva la carta (Flp 2,25-30).

7. El mismo Pablo espera abandonar la prisión muy pronto (2,23) y piensa visitar de nuevo la ciudad de Filipos (cf. Flm 22). Enviará por delante a Timoteo para que anuncie su llegada (Flp 2,24).

               Por consiguiente, la carta a los Filipenses, tal como hoy la conocemos, es realmente el final de un largo proceso de comunicación que incluye dos cartas anteriores escritas por Pablo y otras dos escritas por los filipenses. También vierte una luz importante sobre las relaciones económicas que Pablo mantenía con sus congregaciones, que funcionaban como su patrón y promotor. Pablo salió finalmente de prisión y fue a Filipos. Su última carta a los corintios la escribió desde aquí (cf. 2 Cor 1,8-11; 2,12-23; 8,1-4). Parece, por tanto, que esta carta amistosa de exhortación y reconciliación, como colaboradores en Cristo, logró su éxito.


El contexto de la carta a los Filipenses.

               Pablo había creado en Filipos una serie de iglesias domésticas la primera vez que pisó suelo griego en los años 49-50 d.C., antes de dirigirse a Tesalónica. También menciona la oposición que encontró allí y que le obligó a partir (1 Tes 2,2) [Hch 16,18-28 nos cuenta la noche pasada en prisión por haber exorcizado a una chica con poderes oraculares del espíritu mántico; sin embargo, el relato de Hch 16 no encaja con el dato histórico de Filipenses. Por ejemplo, ninguno de los convertidos mencionados en Hch 16 (Lidia, que se dedicaba al comercio de la púrpura, y el carcelero) aparecen en las referencias o saludos que Pablo hace en la carta]. Hasta que no leemos esta carta posterior no nos damos cuenta de que Pablo había mantenido una sólida relación con ellos desde entonces. Es probable que les hubiera escrito otras cartas anteriormente y que les hubiera visitado de nuevo, por lo que Filipos seguiría siendo su centro en Macedonia para las actividades misioneras realizadas durante la última etapa de su período egeo [Que la visitó de nuevo nos es sugerido por la secuencia del movimiento que aparece reflejada en 2 Corintios, que analizaremos posteriormente. Al menos una parte de 2 Corintios la escribió desde Filipos]. En la carta encontramos también ciertas indicaciones sobre estas relaciones anteriores, en primer lugar en la sección de acción de gracias (Flp 1,3-11[CARTA A LOS FILIPENSES. 1,1-11]), donde Pablo subraya su "colaboración" (en griego, koinonia), que también puede traducirse por "compañerismo", "corresponsabilidad" o "comunión" [Cf. 1 Cor 10,16, donde la misma palabra se traduce por "comunión" , "participación", "compartir", o Gal 2,9 en donde se traduce como "nos dieron la mano en señal de camaradería".], señala un importante tema de la carta (CUADRO 8.6).



               Casi al final de la carta (4,10-20 [V. RECOMENDACIONES FINALES Y AGRADECIMIENTO. 4,2-2...]) también se nos habla del constante apoyo económico que los filipenses dieron a Pablo para su actividad misionera. Es digno de tener en cuenta que Pablo utilice dos veces la formas verbales de esta misma palabra, koinonia, traducido por "compartir", para referirse al apoyo económico recibido:

Flp 4,10-18: "10El Señor me dio mucha alegría, porque ahora podéis por fin expresar de nuevo vuestro interés por mí, pues, aunque lo sentíais, os faltaban ocasiones. 11No penséis que lo digo porque ando escaso, pues yo he aprendido a arreglarme en toda circunstancia: 12sé vivir con estrechez y sé tener abundancia; ninguna situación tiene secretos para mí, ni estar harto, ni pasar hambre, ni tener sobra, ni pasar falta; 13para todo me siento con fuerzas, gracias al que me robustece. 14Con todo, me habéis hecho un favor al tomar como vuestra mi dificultad.
15Vosotros los filipenses sabéis además que desde que salí de Macedonia y empecé la misión, ninguna iglesia, aparte de vosotros, se hizo cargo de saldar mi debe y haber. 16Ya a Tesalónica me mandasteis más de una vez un subsidio para aliviar mi necesidad; 17no es que yo busque el regalo, busco que los intereses se acumulen en vuestra cuenta.
18Éste es mi recibo por todo: tengo de sobra, he quedado bien provisto al recibir lo que mandáis con Epafrodito: es un incienso perfumado, un sacrificio aceptable que agrada a Dios.
"

                 Tal como muestra este pasaje, al menos uno de los objetivos principales de esta carta era dar gracias por el don recibido de los filipenses. Lo más probable es que la ocaión fuera el encarcelamiento de Pablo. El encarcelamiento romano era, en general, temporal, mientras el acusado esperaba la audiencia ante el magistrado o un juicio, y raramente se utilizaba como un castigo de larga duración. A quienes se les declaraba culpables de delitos graves o no podían pagar las multas impuestas se les sentenciaba con el exilio o la muerte. Quienes se hallaban en prisión carecían de toda comodidad. La situación pasaba mucho mejor si se tenían medios o amigos que suministraban las necesidades básicas, incluyendo la comida. Pablo había pedido ayuda mientras estaba en la cárcel. Su situación tuvo que haber originado una gran preocupación, pero también cierto conflicto.

domingo, 8 de junio de 2014

La encarcelación en Éfeso.

              En contraste con el relato de Hechos, Pablo afirma que experimentó varias encarcelaciones durante el período egeo: "Los aventajo en fatigas, en prisiones; no digamos en palizas y en las muchas veces que he estado en peligro de muerte" (2 Cor 11,23). Al menos una de estas encarcelaciones parece haberla sufrido en Asia, justo antes de escribir su carta posterior a Corinto: "Pues no queremos que ignoréis, hermanos, las tribulaciones que hemos pasado en la provincia de Asia. Nos vimos abrumados tan por encima de nuestras fuerzas que hasta perdimos la esperanza de seguir viviendo" (2 Cor 1,8). Muchos especialistas de Nuevo Testamento sostienen actualmente que este "peligro tan mortal" (2 Cor 1,10) se refiere a un encarcelamiento de cierta duración en la gran Éfeso y que al menos dos de las llamadas cartas desde la prisión - CARTA A LOS FILIPENSES. y CARTA A FILEMÓN.- proceden de esta situación.

           El contexto de Filipenses requiere un comentario especial a este respecto, porque hay dos pasajes de la carta que tradicionalmente se han relacionado exclusivamente con Roma. En uno leemos: "Hermanos, quiero que sepaís que esta situación mía ha contribuido al progreso del Evangelio. La guardia imperial en pleno y todos los demás han visto claro que si llevo cadenas, por Cristo las llevo" (Flp 1,12-13). El término griego que traducimos por "guardia imperial" es praetorion, que tradicionalmente se refería a la guardia pretoriana, la escolta personal del emperador en Roma. Pero las traducciones más recientes señalan, con acierto, que esta frase puede también traducirse por "en todo el praetorium", en cuyo caso se referiría al palacio del gobernador y el centro administrativo de cualquier capital de provincia. Éfeso, ciertamente, contaba con estos servicios.

        Luego, al final de la carta, Pablo manda sus saludos habituales, pero añadiendo una nota: "Os saludan todos los santos, especialmente los de la casa del emperador" (Flp 4,21-22). Se ha supuesto, sin gran problema, que esta referencia a la "casa del César", tal como aparece en la frase en el texto griego, se refiere a Roma; sin embargo, actualmente se ha admitido que se refiere, en cambio, a la burocracia imperial que trabajaba en el praetorium de las capitales de provincia. Por consiguiente, los dos comentarios encajan con Éfeso, y los otros aspectos de la situación que encontramos en las dos cartas están a favor de la proximidad a esta ciudad. Como veremos, Pablo muestra su firme esperanza de ser liberado de la prisión y visitar muy pronto a sus iglesias (cf. Flp 2,23-24; Flm 22). Esta esperanza no encaja con su situación posterior en Roma ni con los jucios que sufrió en Cesarea, tal como se describe en Hechos.

Éfeso (54-56 d.C): cartas desde la prisión (Filipenses y Filemón).

CARTA A LOS FILIPENSES.

CARTA A FILEMÓN.

                 Éfeso llegó a convertirse en la base de la misión de Pablo de la provincia romana de Asia. Era la capital de la provincia y un importante centro comercial (cuadro 8.5). Parece que Pablo residió en esta ciudad o en sus cercanías durante unos cinco o seis años, realizando algunos viajes ocasionales a través de las importantes vías de comunicación a otras ciudades importantes de la región. Se fundaron nuevas iglesias en Colosas, y Pablo tuvo ciertos contactos con las regiones interiores de Frigia y Galacia. Sin embargo, en algún momento parece que Pablo fue encarcelado. Poco sabemos sobre los detalles de este episodio, puesto que Pablo solamente dice que estuvo "encadenado" y el libro de Hechos no lo menciona.

 

La organización social de las iglesias-casa o iglesias domésticas.

            Probablemente, el nivel de discordia se incrementaba en Corinto porque había diferentes congregaciones en la ciudad, debido a su magnitud y extensión geográfica a lo largo de varias zonas suburbanas. Es probable que la familia de Cloe represente uno de estos grupos y la de Estéfanas (1,16; 16,15) otro. Esta situación podría ayudarnos a explicar cómo pudieron desarrollarse simultáneamente tantas interpretaciones diferentes del mensaje de Pablo. Es evidente que no existían templos cristianos en la época de Pablo, ni llegó a desarrollarse la construcción de templos específicamente cristianos durante casi tres siglos. De igual modo, tampoco existía una forma arquitectónica propia de la sinagoga en esta época, sobre todo en la diáspora. De hecho, la mayoría de los lugares de reunión de cristianos y judíos descubiertos por los arqueólogos eran originariamente casas que habían sido posteriormente modificadas. Sin embargo, las congregaciones del movimiento de Jesús en tiempos de Pablo estaban centradas en las familias y se reunían en las casas de sus miembros. Por esta razón podemos denominarlas iglesias-casa o iglesias-domésticas.

         Poseemos varias referencias que confirman esta unidad básica de organización social, especialmente cuando Pablo manda saludos a o de "tal o cual y la iglesia que se reúne en su (de él) [o su (de ella), o vuestra o suya (de ells)] casa" (1 Cor 16,19; Rom 16,5; Flm 2; Col 4,15). El libro de Hechos corrobora esta situación tanto con respecto a los primeros encuentros en Jerusalén como con respecto a la actividad misionera de Pablo. En el curso de sus contactos con Corinto aparecen, al menos, seis grupos diferentes de iglesias-casa que están relacionadas con:
1. Prisca y Aquila. (Hch 18,1; cf.1 Cor 16,19).

2. Cloe. (1 Cor 1,11).

3. Febe (Rom 16,1-2).

4. Estéfanas. (1 Cor 1,16; 16,15).

5. Cayo. (Rom 16,23; 1 Cor 1,14).

6. Crispo (1 Cor 1,14; Hch 18,8).

       En otros pasajes de la carta queda claro que las reuniones litúrgicas tenían lugar en estas casas, habitualmente en los comedores, donde también celebraban la cena del Señor (cf. 1 Cor 11,17-34; 14,26-27).
      Estos datos básicos tienen importantes implicaciones para la organización social y la estructura de las iglesias de Pablo:

     1. Las igleisas domésticas solían agruparse en torno a las familias, que estaban formadas no solamente por el "núcleo familiar", sino también por los tíos, los primos, los parientes, etc., y, además, por los esclavos y otros clientes o gentes con quienes se tenían actividades comerciales.

    2. Sabemos que estas iglesias domésticas estaban gobernadas tanto por hombres como por mujeres.

    3. El propietario de la casa en la que la iglesia se reunían habitualmente era considerado su anfitrión o patrón, y tanto él como ella también tenían una considerable autoridad dentro del grupo. Febe (Rom 16,2) y Cayo (Rom 16,23) eran, evidentemente, importantes benefactores de Pablo y de sus respectivas iglesias de Corinto.

    4. Pablo y sus compañeros de viaje se alojaban habitualmente en la iglesia-casa del patrón (Rom 16,23; Flm 22).

    5. Habitualmente, Pablo era quien bautizaba al patrón de la iglesia-casa, pero éste, a su vez, bautizaba a la mayoría de los miembros (1 Cor 1,14-16).

    6. Pablo recibía apoyo económico de sus congregaciones, pero, en general, mediante la hospitalidad y la ayuda del patrón (Rom 16,2.23; Flm 18,22; Flp 4,15-20).

    7. Cuando Pablo escribía cartas a varias congregaciones, éstas se difundían mediante el patrón de la iglesia-casa (Flm 2); por tanto, la carta de recomendación que sobresale de forma tan prominente en los escritos de Pablo era un mecanismo formal para lograr que fuera acogido en la iglesia-casa correspondiente (Rom 16,1-2).

   8. La hospitalidad y la comunión mediante la comida y la liturgia eran características importantes de la solidaridad y la vida social de la congregación, por lo que se convirtieron en virtudes fundamentales al servicio de la comunidad eclesial.

          Como tendremos ocasión de ver, varios de estos elementos de la organización de la iglesia-casa resultarán de gran importancia para comprender las otras cartas que Pablo escribió durante el período egeo.

domingo, 1 de junio de 2014

El bautismo y el problema del elitismo espiritual.

              Pero ¿de dónde sacaron los miembros estas ideas de "superioridad espiritual" que se reflejan en eslóganes tales como "Todo me es permitido" (6,12-13; 10,23-24) y "Todos tenemos conocimiento" (8,1)? Probablemente de la misma predicación de Pablo, y ésta es la razón por la que estaba tan preocupado por sacarlos del error de la interpretación que habían hecho de su mensaje y su intención. Tal vez, la indicación más clara del problema subyacente es el caso del "hombre que se comportaba inmoralmente":

1 Cor 5,1-2: [ 1Se oye hablar entre nosotros, como si nada, de un caso de inmoralidad, y una inmoralidad tal que no se da ni entre los paganos: uno que vive con su madrastra.
            2¡Y vosotros seguís engreídos en lugar de poneros de luto y echar de vuestro grupo al que ha cometido eso!]

            La situación parece ser la de un hombre de una de las congregaciones corintias del que se sabía que tenía relaciones sexuales con su madrastra. El problema no reside para Pablo solamente en el acto sexual en sí mismo, sino también en la actitud del hombre y en la de los miembros de la congregación que parecen aprobar este comportamiento: "Y vosotros [plural] estáis orgullosos" (5,2). Según parece, eran de la opinión de que el estar "en Cristo" les permitía tal comportamiento.

            Tras este problema parece encontrarse la idea de que algunos corintios pensaban que habían superado los límites comunes de la sociedad humana al entrar en un ámbito de existencia, "en Cristo", en el sentido de que, puesto que se habían hecho seguidores de Jesús, se habían convertido en seres espiritualmente superiores. A esta idea se le denomina habitualmente "escatología realizada". Este término significa que la transformación escatológica no es una futura esperanza inminente, sino una realidad ya presente. Pablo se opone aseverando que la muerte y resurrección de Jesús (15,3-7) es la prueba de que no sólo puede acontecer, sino de que tiene que ocurrir para que los seres mortales obtengan la inmortalidad (15,20-50). La extensión e intensidad de la argumentación sobre la resurrección (15,1-58) sugiere que Pablo la considera como el fundamento para tratar otras muchas cuestiones relativas a la superioridad espiritual.

            Es perfectamente posible que incluso estos problemas relativos a la resurrección fueran provocados por Pablo o, al menos, por una incorrecta interpretación de su discurso, especialmente el utilizado en conexión con el bautismo. Este término procede del griego común y significa "baño", pero tiene el sentido de un lavatorio ritual para la purificación. Sin embargo, en la teología de Pablo parece que adquirió un nuevo significado adicional para sus conversos gentiles, puesto que se interpretó como un sustituto de la circuncisión. No está claro dónde o cuándo se originó esta idea, pero es probable que fuera uno de los puntos de desacuerdo entre Pablo y el "partido de la circuncisión" en Antioquía [Con estas palabras, Pablo podría haber argumentado diciendo: "En efecto, aún exijo la circuncisión" -con el sentido de bautismo- a los gentiles que se nos unen"; sin embargo, los seguidores judíos más tradicionales del movimiento de Jesús le habrían replicado: "Pero no lo suficiente".] Aunque no aparece explícitamente esta idea en 1 Corintios, sí se encuentra reflejada en algunos argumentos paulinos antiguos que vinculan el bautismo como circuncisión con la muerte y resurrección de Jesús (cf. Col 2,11-12; 3,9-11) [http://www.cartaaloscolosenses.blogspot.com.es/] [Puesto que Colosenses es una de las cartas "disputadas" de Pablo, la estudiaremos más adelante; sin embargo, la mayoría reconoce que el vocabulario de estos versículos posee un carácter bantante antiguo].

             El bautismo se realizaba estando la persona desnuda: el iniciado se desnudaba, se sumergía en el agua, salía y se volvía a vestir. Como Wayne Meeks ha mostrado, el acto de quitarse y volverse a poner la ropa en el ritual del bautismo se interpretaba como el símbolo de desprenderse del cuerpo viejo para colocarse uno nuevo a "imagen del creador", en referencia a Gn 1,26 [W. A. Meeks, The First Urban Christians: The Social World of the Apostle Paul, Yale University Press, New Haven 1983, pp. 150-157.]  A su vez, a estas acciones les acompañaba una recitación ritual: "Pues todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo habéis sido revestidos. Ya no hay distinción entre judío y no judío, entre esclavo o libre, entre varón o mujer, porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús" (Gál 3,27-28) [Mi propia traducción. Que se trata de una fórmula litúrgica es sugerido por la repetición de los pares de opuestos: judío/griego, esclavo/libre, hombre/mujer. Al menos dos de estos tres pares aparecen en un orden semejante en cada uno de los tres casos donde se repite esta fórmula (Gál 3,28; Col 3,11; 1 Cor 12,13), y en cada uno de ellos nos encontramos al final con una frase generalizadora]. 

            Llamada actualmente fórmula de reunificación bautismal, ésta subraya el hecho de que en el bautismo se regresa al estado de la creación, como en Gn 1,26, cuando toda la humanidad estaba unificada. Que los corintios también conocían esta fórmula se ve confirmado por la alusión que hace Pablo en 1 Cor 12,12-13 en el contexto del debate sobre los dones espirituales como signos de superioridad. Entre otras implicaciones, este simbolismo debe haber sido muy interesante para las mujeres y los esclavos. Para terminar, Pablo sostiene que la discordia producida por la disputa sobre los marcadores del estatus simbólico, tal como vemos en relación con la cena del Señor (11,23-24) y otros problemas en 1 Cor, era totalmente contraria al ser "uno en Cristo" (Gál 3,28; cf. 1 Cor 12,13) en cuanto realidad presente como también en cuanto anticipación de la renovación escatológica venidera.